Ocho familias gallegas reviven el dolor y la impotencia que arrastran desde hace años cada vez que una mujer es asesinada a manos de su pareja o expareja, o cuando se produce una de las denominadas "desapariciones inquietantes" que tan bien conocen. La última vez, seguramente, al hilo del mediático caso de Diana Quer.

Con las novedades sobre el caso Sonia Iglesias, cuyo cadáver está buscando la policía judicial en una propiedad de su pareja, Julio Araújo, en Pontevedra, esas familias podrían reducirse de siete a seis. Recordamos sus casos.

Sonia Iglesias Eirín, 38 años: Su pista se pierde el 18 de agosto de 2010 en el centro de Pontevedra, camino de una zapatería. Su pareja fue el último en verla con vida y estuvo imputado. El caso se archivó por falta de pruebas, pero ahora se ha reactivado con la búsqueda del cuerpo.

Déborah Fernández Cervera, 22 años: La joven desapareció el 30 de abril de 2002 en Samil. Diez días después su cadáver fue hallado en una cuneta. El cuerpo no siempre estuvo allí, alguien lo ocultó en un congelador hasta depositarlo entre helechos.

María José Arcos, 35 años: El 15 de agosto de 1996 viajó desde Santiago a la playa con un amigo y su coche fue abandonado en el faro de Corrubedo. Su exnovio fue imputado, pero al no hallarse el cuerpo ni pruebas contundentes la causa se archivó.

Marina Rodríguez Barciela, 69 años: En diciembre de 2015, esta mujer murió a golpes en la vivienda en la que residía con su marido en Tameiga, Mos. Su esposo fue llevado a juicio como acusado, pero el pasado mes de noviembre el jurado popular lo declaraba no culpable de aquellos hechos. Un veredicto en base al cual, la magistrada de la Sección Cuarta de la Audiencia provincial de Pontevedra decretaba su absolución de viva voz en la propia sala.

Socorro Pérez, 43 años: Esta ourensana, soltera, desapareció el día 2 de mayo de 2015. Había salido a correr cuando se perdió su pista y unos cazadores localizaron su cadáver el 6 de junio en el monte del Seminario. Presentaba un fuerte golpe en la cabeza.

María Teresa Troncoso, 43 años: El 13 de enero de 2009 un pesquero izó entre sus redes en la ría de Ares el cuerpo esqueletizado y cosido a puñaladas de esta vecina de Nigrán. Había desaparecido dos meses antes. Su expareja fue el último en verla con vida.

Ana María Fernández, 37 años: Se pierde en la madrugada del 1 de abril de 2008 en una cuneta de la A-52. Iba a Barbate con su marido y el hijo de ambos, de 10 años, cuando tras una disputa se bajó del vehículo y se adentró en el bosque. Su cuerpo no llegó a encontrarse y la causa se archivó tras la desimputación de si esposo.

Elena Calzadilla, 40 años: El 6 de diciembre de 2005 en su casa de veraneo de Porto do Son mataban a golpes a esta azafata viguesa. Se había desplazado desde Vigo para recoger unos bañadores pues iba a pasar el puente en Canarias. Su marido y un amigo fueron detenidos como sospechosos de un crimen por encargo, pero el juez levantó la imputación por falta de pruebas concluyentes.