El caso de la desaparición de la pontevedresa Sonia Iglesias fue uno de los que más conmocionó a la sociedad gallega en los últimos años, por las extrañas circunstancias en las que ocurrió y por las dificultades de los investigadores para encontrar pistas sólidas que ayudasen a esclarecer los hechos.

1. La desaparición

Sonia Iglesias desapareció con 38 años de edad en la mañana del 18 de agosto de 2010. Su rastro se perdió alrededor de las 10:15 en la calle Arzobispo Malvar, en pleno centro de Pontevedra, después de acudir a una tienda de reparación de calzado, hasta donde la habría acercado su pareja, Julio Araújo. Antes había estado desayunado con él, en un bar próximo. Sus allegados no se percataron de que la mujer faltaba hasta que a las 13:30 horas no se presentó en su puesto de trabajo en una tienda de moda.

2. La imputación de Julio Araújo

En julio de 2012, casi dos años después de que se perdiese el rastro de Sonia Iglesias, el juez que investigaba la causa imputó a su pareja sentimental, con quien tenía un hijo. La familia de la mujer desaparecida había reclamado desde el principio que la desaparición se abordase como un caso de violencia de género. En ese momento de las actuaciones judiciales, el juez detectó contradicciones en la versión de los hechos de Julio Araújo.

3. El móvil de Araújo, cerca de la cartera de Sonia

En abril de 2013 trascendió que la investigación había situado el rastro del móvil de Araújo cerca de dónde apareció la cartera de Sonia Iglesias, cerca del poblado chabolista de O Vao. Quien fuera el máximo responsable de la investigación acerca de la desaparición de Sonia Iglesias como jefe de la UDEV en Madrid, el comisario Serafín Castro, apuntó directamente hacia la pareja sentimental de Sonia para señalar que "es más que una sospecha, el juzgado ha imputado a Julio y esa imputación está basada en una serie de detalles y pruebas".

Aunque aseguró que se trata de indicios que "todo el mundo conoce", aportó un nuevo dato que hasta ahora se había mantenido en secreto y que se refiere a las triangulaciones realizadas por los investigadores para localizar los móviles de los implicados en este caso el día en el que se produjeron los hechos.

4. La desimputación y el archivo

Sin embargo, tres años después de la imputación de Julio Araújo, la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra decretó el archivo provisional del caso de la desaparecida Sonia Iglesias. La sala desestima los recursos interpuestos por la familia, constituida en acusación particular, y del Ministerio Fiscal contra el auto del juzgado de instrucción número 3 en el que decreta el archivo provisional del caso y levanta la imputación que pesaba contra la pareja de la pontevedresa en el momento de su desaparición, Julio Araújo. El auto de la Audiencia Provincial era firme.

5. La movilización de la familia

A lo largo de los siete años y medio que han transcurrido desde la desaparición de Sonia Iglesias la familia nunca ha bajado los brazos en la exigencia de justicia. Desde el principio sospecharon de Julio Araújo, del que Sonia tenía la intención de separarse. Cada año, en el aniversario de la desaparición, impulsaron manifestaciones a las que se sumó la sociedad pontevedresa.

Tras la aparición del cadáver de Diana Quer a finales del año pasado, la familia de Sonia aprovechó par reactivar la petición de que se abriese la causa.