Otra tendencia demográfica que pone de manifiesto la estadística publicada ayer por el IGE es que la comarca de O Salnés envejece a marchas agigantadas a medida que avanza el siglo. En 2002 vivían en la comarca arousana casi 22.000 personas de hasta 19 años, lo que significaba un 21 por ciento del total de habitantes, que eran entonces poco más de 104.000. Sin embargo, en 2017 el número de jóvenes había descendido a 19.800. Dado que el total de la población sí aumentó, el porcentaje actual de O Salnés de menores de 19 años ha caído hasta el 18 por ciento. Tres puntos que pueden parecer pocos, pero que en demografía son un mundo.

La natalidad ha descendido bruscamente en los últimos años, y la prueba de ello es que a principios de O Salnés había entre los nueve municipios unos 4.700 niños de hasta cuatro años, pero en la última estadística solo se contabilizaban 4.250 en ese tramo de edad.

La lectura es diametralmente opuesta en el caso de los mayores de 65 años. En 2002 eran 17.480, algo menos del 17 por ciento del total de la población arousana. Pero ahora son 23.300, lo que supone más de 21,2 por ciento global. Un dato significativo que ilustra el envejecimiento de la población -y el aumento de la esperanza de vida- es el número de personas de más de 85 años. A principios de siglo eran menos de 1.750, pero en el último padrón elaborado por el INE ya eran el doble, 3.400.

Interior de Galicia

Así las cosas, se ha pasado de una pirámide demográfica relativamente sana a otra muy envejecida. Una situación que es conocida en los territorios del interior de Galicia desde hace ya bastante tiempo, pero que ha terminado por llegar con fuerza también a las comarcas costeras, tradicionalmente más dinámicas en términos de población. O Salnés no es ajeno por tanto a la crisis de Galicia, que va camino de convertirse en uno de los principales retos de la sociedad gallega para las próximas décadas.