Las "mujeres consagradas" de la extinta Orden y Mandato San Miguel Arcángel investigadas en el proceso judicial abierto contra la asociación y su supuesto líder, Miguel Rosendo, rompieron esta mañana su silencio para dejar clara su versión y sostener, sobre todo que Miguel Rosendo "es un padre de familia inocente que lleva tres años y tres meses en prisión injustamente", viviendo una situación de "injusticia inhumana".

Marta Paz, a quien se define en los medios como mano derecha de Rosendo, aseguró que "jamás han abusado de mí sexualmente" y de hecho afirma que ella misma, que aparece como supuesta víctima y participante en los presuntos abusos, "nunca ha mantenido relaciones sexuales". "Soy presentada como uno de las mayores víctimas de unos abusos que jamás ocurrieron", añadió.

"El llamado caso de los Miguelianos es un montaje", afirmó, al tiempo que considera como "un hecho vergonzoso" que después de tres años de instrucción "no exista ni una sola prueba de que yo le haya hecho daño a nadie". "No somos una secta", insistió, y negó además de los abusos cualquier tipo de rito extraño y mucho menos "satánico".

De hecho, añadió que por contra ella sí tuvo que someterse a "un peritaje psicológico" y también a "un peritaje ginecológico" con el que considera que "sí que me he sentido violada en mi dignidad de mujer".

Las otras dos mujeres consagradas investigadas en la causa, que rechazaron el apelativo que se les da de "pseudomonjas", Ivana L. S. y e Iria Quiñones, profundizaron en estas ideas y afirman que detrás de este montaje está el sacerdote Isaac de Vega, que "engañó" a sus familias. En el caso de Ivana aseguró que su familia está actuando por codicia y con la intención de "querer pasar la jubilación a cposta de la indemnización económica de este juicio".

Las tres comparecieron acompañadas de tres sacerdotes que apoyan esta versión, así como de otros miembros de la ya extinta congregación.