El servicio de Oftalmología del Complexo Hospitalario de Pontevedra, CHOP, se encuentra actualmente sin un especialista al frente. La gerencia está realizando las gestiones y contactos pertinentes para cubrir el cargo que Pedro Corsino Fernández Vila acaba de dejar. Lo ha hecho después de más de 22 años como jefe de servicio y ante la imposibilidad de poner fin a un problema que el propio oftalmólogo califica de "dramático", con la acumulación de 1.852 pacientes con cataratas en lista de espera.

Los tiempos solamente para ser vistos por el especialista en una consulta en Pontevedra son de más de 14 meses, a los que habría que sumar los que pasan hasta la intervención. Finalmente, el período total que aguarda una persona es de más de 16 meses.

La solución, según el hasta ahora jefe de servicio pasaría por la actividad extraordinaria quirúrgica de tarde, lo que conllevaría la contratación de un oftalmólogo para dicho período del día, una opción que la gerencia del CHOP no tomó en cuenta dando el silencio por respuesta, por lo que la lista de espera no ha cesado de crecer, provocando la dimisión del especialista.

"Imposible realización"

"Ante esta situación, cuya progresión y agravamiento va a ser exponencial, yo me veo incapaz de dirigir y liderar (va a exigir altas cualidades morales) este proyecto, un proyecto en el que no creo y en el que la experiencia a lo largo del último año me confirma como de imposible realización", asegura en su dimisión por escrito Pedro Corsino, texto al que FARO ha tenido acceso a través de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos, CESM.

Corsino, que dejó su cargo el 1 de febrero pasado, informó al día siguiente a todos los especialistas del servicio de Oftalmología del área sanitaria de Pontevedra y O Salnés de su dimisión. Esta comenzó a tomar forma a partir del mes de abril del año pasado, cuando el doctor se puso en contacto con la Gerencia del CHOP, la Dirección Asistencial y la Dirección de Procesos con Ingreso a través de un correo electrónico.

En aquel momento, informó a los responsables del complejo hospitalario de la situación por la que estaba pasando el servicio, que contaba ya con 1.364 pacientes en lista de espera de consulta en la Unidad de Cataratas. "Las citas se están dando para el verano del año 2018", se lamentaba entonces, a 25 de abril de 2017, ya que la espera para esa consulta era de más de un año.

El problema radica, básicamente, en que las cifras que se hacen oficiales para las intervenciones quirúgicas, tal y como destacan fuentes de la CESM, solo incluyen el tiempo de espera que transcurre entre la última consulta del paciente en el Hospital Provincial y dicha operación. Sin embargo, no se contabilizan los meses que pasan entre una primera consulta obligatoria en Mollabao, la Casa del Mar, y la del Hospital Provincial, por lo que el desfase entre la lista de espera real y la oficial y es de más de un año. "Mientras que las cifras oficiales y lo que hace público la gerencia del hospital son 488 pacientes con una demora de 45,9 días, la realidad habla de 1.852 pacientes con una demora de más de 16 meses", informan los médicos.

"Las consultas de cataratas en el Hospital, por su carácter de citas consecutivas, no salen aparentemente en letras y números rojos en los cuadernos del cuadro de mandos, pero las cifras y sus consecuencias sociales siguen estando ahí presentes, vivas y produciendo un zumbido sordo, pero de alta frecuencia, que aturde nuestros oídos y cerebros", manifestaba en el correo electrónico de abril Pedro Corsino.

Desvío a la sanidad privada

Asimismo, él mismo ofrecía una explicación a tal situación. "Durante muchos años se enviaban 600 o 700 cirugías de cataratas a la sanidad privada, más específicamente al Hospital Domínguez. La decidida voluntad de la entonces gerente del CHOP, María Codesido, y el esfuerzo de servicio de Oftalmología permitió obtener un acuerdo y consecución de envíos cero. Lograr este objetivo obligaba a la programación ocasional de sesiones extraordinarias de cirugía de tarde".

Sin embargo, durante al año 2016 no se programó "ni una sola intervención en jornada extraordinaria ni se remitió un solo paciente a la sanidad privada". "Este hecho supone un serio agravio comparativo con otros servicios que mantienen actividad extraordinaria durante todo el año al tiempo que mantienen cifras no precisamente de alta eficacia en su actividad programada diaria", criticó entonces Corsino.

Tras este primer correo electrónico enviado a la gerencia en abril del año pasado escribió otro en mayo, pero "la respuesta volvió a ser el silencio", tal y como confesó el exjefe del servicio a sus compañeros hace unos días.

Tras solicitar una reunión en diciembre y analizar la propuesta del CHOP en enero, que incluía la reducción de consultas en Mollabao a una diaria y la actividad quirúrgica de tarde "sin concreción" a partir de marzo, Pedro Corsino presenta su dimisión irrevocable mediante nota interna entregada a través del Registro.