Si en las drogas aparecen conductores que dan positivo en varias sustancias, a la hora de mantener la vigilancia sobre los pocos pontevedreses que se atreven a coger el coche tras haber consumido alcohol (un 0,61% de positivos sobre el total de pruebas realizadas por la Policía Local en la ciudad) también hay algunos casos extremos. Los agentes municipales recuerdan que el poco honroso récord de alcoholemia positiva en la ciudad esta en un conductor que arrojó un resultado de 1,86 miligramos por litro de aire espirado, lo que significa que estaba 7,4 veces por encima de la tasa legal permitida para los conductores que no son profesionales ni noveles.
Fue ya hace años y esa marca de dudosa reputación no se ha vuelto a batir. La más alta, el pasado año, fue un positivo de 1,34 (es decir, más de cinco veces más lo permitido) y en 2016 de 1,53 (seis veces más).
A la hora de desempeñar su trabajo, los agentes se encuentran también con anécdotas curiosas como la de un individuo que dio positivo y se le requirió para que llamase a otra persona en condiciones para llevar su coche, si no quería que se lo inmovilizasen. El hombre había dado una tasa que implicaba solo una sanción administrativa. Este pontevedrés decidió llamar a su novia, que vivía justo al lado pero que llegó en su coche para recogerlo. Los agentes hicieron la prueba a la mujer y esta superó la tasa de su pareja, siendo denunciada ante el juzgado por la vía penal.
