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El meollo

El Foro Empresa

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¿Cuál fue la razón última que motivó la invitación trasladada por Aje y Aempe al alcalde Fernández Lores para protagonizar su XI Foro Empresa? O enunciado de otra manera: ¿Qué demonios era lo que querían oír los empresarios pontevedreses del alcalde del BNG, que no hubieran escuchado de su boca al menos media docena de veces? ¿Y qué fue lo que pretendió Fernández Lores cuando aceptó esta incursión en territorio enemigo, con el único apoyo de la concejala Anabel Gulías? Ahí está El meollo de la cuestión.

El XI Foro Empresa resultó una suerte de potro de tortura, tanto para el regidor en su papel de ponente, como para un auditorio granado de medio centenar de empresarios y ejecutivos, amén de algún invitado especial.

Que levante la mano aquel participante que salió satisfecho, descubrió algo que ignoraba o extrajo alguno rendimiento tangible de ese almuerzo celebrado en el Parador de Turismo. Hablando en plata, todos acabaron con un cabreo de mil demonios, aunque unos lo disimularon mejor que otros.

El regidor nacionalista presume de ojo clínico y asegura que con un simple vistazo al auditorio de turno: almuerzo, cena, reunión o, en fin, la plaza en donde torea, Fernández Lores ya sabe con bastante certeza cuantos votantes tiene delante de sus narices. Y nunca suele perder su tiempo. Entre ese medio centenar de ejecutivos y empresarios, probablemente sobraban los dedos de una mano para enumerar sus votantes presentes.

Desconozco quien fue el comensal que tuvo la mala idea de preguntar al regidor por el complejo industrial Ence-Elnosa. El efecto inmediato acción-reacción estaba asegurado; no podía ser otro. Pese al tiempo que lleva en el cargo, aún sigue enfadándose tanto como el primer día, cada vez que escucha algo que no le gusta. ¡Naturalmente, Fernández Lores echó al chinchoso interpelante una regañina de mil diablos! Algo así como si te invitan a una casa y pones de chúpame dómine al anfitrión sin cortarte un pelo.

De modo que el XI Foro Empresa tuvo mucho de ejercicio de masoquismo y no aportó nada en limpio a un auditorio que gusta de extraer siempre algún tipo de beneficio en su actividad cotidiana. Alguno salió de allí con mal cuerpo y el mensaje sin digerir.

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