El trabajo realizado por Mateo Lafragua llega a conclusiones como que cada paso elevado supone un retraso de 10 segundos en el transporte de un enfermo urgente, tiempo que en el caso de un infartado puede ser vital. También se detectaron consecuencias graves en personsa con politraumatismos, sangrado en las zonas de punción en pacientes con diálisis, desestabilizaciones (que obligan a detener el vehículo para estabilizar de nuevo al enfermo), riesgo de caída para los profesionales sanitarios que atienden al paciente además de peor atención al mismo, desconexiones de vías en los pacientes, o de las máscaras de oxígeno, entre otras muchas.

Además, este informe añade la existencia de métodos alternativos a los pasos elevados que ya se están utilizando con éxito en otras partes de Europa y propone la instalación de radares de tramo en los puntos más conflictivos.