Fue anunciado por la Dirección General de Tráfico (DGT) a finales de julio y en agosto ya fue visible una mayor presencia de la Guardia Civil a lo largo de la PO-308. Sin embargo, sus efectos prácticos han sido escasos y aún se producen situaciones de riesgo para los ciclistas. Se cumplen seis meses desde que se activó la denominada "Ruta del Sol", un recorrido ciclista "protegido" de unos 40 kilómetros entre Pontevedra y O Grove.

La ruta discurre lo largo de la PO-308 desde A Barca hasta Sanxenxo, donde conecta, en la rotonda de Arnelas, con la PO-504 hasta Vilalonga. Allí la ruta enfila la PO-550 hasta A Revolta, donde los ciclistas enfilan el vial de cuatro carriles paralelo a la playa de A Lanzada (la PO-316) hasta O Grove. Ya en este municipio el recorrido ofrece la posibilidad de ir hacia San Vicente por la PO-312, única donde existe un carril-bici, o hacia A Toxa por la PO-317, un recorrido muy urbano.

Dos más en la provincia

Tráfico incluyó este itinerario junto con otras 128 rutas ciclistas en España (entre ellas dos más en el Sur de la provincia y otras tres en la de A Coruña) y anunció que contarían con "señalización de la ruta, disminución temporal del límite de velocidad según el tipo de vía, más vigilancia, especialmente en relación a la distancia lateral en adelantamientos, la velocidad y las maniobras antirreglamentarias, tanto de conductores como de ciclistas, patrullas de la Guardia Civil (pero solo en verano), controles de alcohol y drogas, e intensificación de la vigilancia aérea" los fines de semana.

Aunque los recorridos de los ciclistas se realizan por otras muchas carreteras de la comarca, se optó por el trazado más turístico de la comarca, hasta Sanxenxo y A Lanzada, una ruta que es escenario de numerosos atropellos a ciclistas. Rara es la semana en la que no se produce un incidente de este tipo. Y por eso, los aficionados a la bicicleta no están convencidos de la eficacia de esa "Ruta del Sol" y dudan de que haya mejorado la seguridad en esos 40 kilómetros, tanto en zonas urbanas como entre localidades.

Los ciclistas insisten en que los viales carecen de arcenes transitables, la velocidad permitida es excesiva, la señalización es escasa y los coches aparcados en los márgenes de los viales constituyen un peligro. La PO-308 se ha convertido con los años, por su elevada siniestralidad ciclista, si bien hay otra reivindicación sobre la mesa en la N-550 para que se cree una senda verde alternativa entre Pontevedra y Pontesampaio por las viejas vías del tren, que no es atendida por el Adif.

La "presión" de los aficionados sobre la PO-308 llevó a la Xunta a planificar diversos proyectos de actuación en ese vial, desde sendas peatonales y ciclistas, hasta la eliminación de "puntos negros" a su paso por Samieira, Covelo, Raxó, A Granxa y Areas. Sin embargo, las quejas no menguan.