-Al margen de cuestiones más pequeñas, hay varios temas que nos gustaría tener avanzados en el cierre de mandato. Por un lado, querríamos dejar cerrado el Plan Xeral de Ordenación. Ahora que ya se desbloqueó el contrato con la empresa que estaba en concurso y fue transferido a otra, espero que de aquí al final de año podamos tener un mínimo de luz. Si no queda aprobado definitivamente, al menos tener la garantía de aprobaciones iniciales. Asimismo, también nos gustaría dejar cerrada la urbanización de Campelo. Después de varios años, el proyecto ya está definitivamente en marcha. Nosotros tramitamos todo lo necesario inicialmente a nivel de cesiones de terrenos y la Diputación cuenta con toda la documentación. Además, está la cuestión sanitaria. Nos gustaría concurrir a las elecciones con un acuerdo unámnime en relación al proyecto final, aunque éste no se comience a ejecutar. Nosotros entendemos que por cuestiones de cercanía con el nuevo centro de salud y operatividad se pueda cerrar Anafáns, pero los consultorios de Raxó y Combarro se deben mantener. Poio es un municipio muy disperso y los habitantes de unas parroquias no pueden tener que recorrer doce kilómetros para llegar al médico. Ambos centros deben seguir operativos y en esos términos trataremos de llegar a un acuerdo.