Unos 3.000 euros costará la inversión que el Concello de Poio está haciendo en iluminación en el puente de A Barca, el que le une con Pontevedra, que tiene la gran mayoría de sus lámparas fundidas o estropeadas desde hace más de un año, cuando tuvieron lugar los temporales del pasado invierno. Por el momento, el Concello capitalino se mantiene en su negativa a invertir en el viaducto a la espera de las obras de la Xunta.

El alcalde poiense, Luciano Sobral, dio la orden de iniciar los trabajos hace una semana, cuando operarios municipales procedieron a reponer algunas de las luminarias. Sin embargo, el mal estado de muchas de ellas obligó al gobierno local a contratar los servicios de una empresa privada para que se dedicase durante dos jornadas a realizar los arreglos pertinentes. Ayer por la mañana comenzaron a hacerlo en la acera más cercana a Marín y se espera que, ante la imposibilidad de continuar durante el día de hoy viernes, terminen el próximo lunes en la que lleva al centro comercial. Serán dos jornadas completas que terminarán dotando a la mitad del puente, la correspondiente al margen de Poio, de la luz necesaria para la segura circulación peatonal.

"El puente cuenta con dos tipos de luces, unas internas que alumbran las aceras y otras externas que iluminan hacia la calzada", explica el alcalde de Poio. "Obviamente, lo más urgente, tal y como ha constatado el Concello, son las internas, para que los vecinos puedan cruzar el puente con seguridad. Son unas 15. Las externas no se cambiarán porque están pendientes las obras de la Xunta en el puente y no urgen, además de que algunas siguen funcionando".

Son, precisamente, estas obras las que han abocado al viaducto de A Barca a un total abandono por parte de las administraciones. La PO-531, la que transcurre por el puente, es de titularidad de la Xunta de Galicia, por lo que es esta la que debe proceder a llevar a cabo las obras de mejora pertinentes. El gobierno autonómico ha incluido en sus presupuestos de este año 1,2 millones de euros para este fin. Sin embargo, todavía no hay una fecha concreta y ha sido esta espera por parte de los concellos implicados, Pontevedra y Poio, lo que ha llevado al puente a su actual estado.

Han sido los propios vecinos los que han dado la voz de alarma. Sus quejas se centran tanto en los daños que el viaducto sufre en la cubierta, a la que faltan varias planchas de uralita que el invierno pasado salieron volando, como en la falta de iluminación.

Tanto Pontevedra como Poio contestaron entonces que se encontraban a la espera de la actuación por parte de la Consellería de Infraestruturas. Sin embargo, a la vista de que esta se demora más de lo previsto y que no tiene visos de producirse durante este invierno, el de Poio ha decidido poner manos a la obra.

"Son lámparas que teníamos guardadas en el almacén, pero contando la mano de obra y lo que en su momento costaron estas luces, esta inversión costará al Concello unos 3.000 euros", reconoce Sobral. Se trata de una partida que el municipio se podría ahorrar si los trabajos de la Xunta hubieran comenzado ya, por eso Poio tiene pensado recuperar las luces que se coloquen ahora en cuanto se inicien las obras en el puente, "que no van ni para adelante ni para atrás", se lamenta el alcalde poiense. "Se volverán a guardar en el almacén, ya que son lámparas que se pueden reutilizar para otros fines", añade.

Para poder proceder al cambio de esta iluminación, el Concello de Poio se puso en contacto con el de Pontevedra ya que ayer hubo que cerrar al tráfico peatonal la acera en la que se estaba trabajando, lo mismo que ocurrirá el lunes.

Competencias

La iluminación del puente, confirma Luciano Sobral, se alimenta de ambos concellos, de modo que los contadores de cada municipio trabajan hasta la mitad del puente, a la altura del río. Esto explica que, cuando todas las lámparas funcionaban, en ocasiones se viese la mitad del viaducto encendida y la otra no.

El consumo de electricidad corre por cuenta de cada concello. Sin embargo, la gran pregunta es saber a quién corresponde el mantenimiento de estas lámparas. Según la Xunta, a los municipios, algo que el alcalde de Poio reconoce de facto con los trabajos de estos días. Por el contrario, desde Pontevedra lo ponen en duda y recuerdan que se trata de una vía de competencia autonómica, la PO-531, y que, en cualquier caso, proceder a cambiar ahora a la iluminación, cuando se esperan obras, no tendría sentido.

Esta discrepancia llevó a la conselleira de Infraestruturas recientemente a remitir sendas cartas a ambos alcaldes, en las que les instaba a dotar al viaducto de la iluminación necesaria para garantizar la seguridad peatonal. El de Poio reconocía ayer que todavía no ha dado respuesta a la misiva, pero que lo hará la próxima semana.

Por su parte, desde Pontevedra, Lores insistía hace una semana en que "el debate trascendente es si se va a arreglar el puente de A Barca y si se va a arreglar esa estructura que está volando".