El gobierno local de Ponte Caldelas mostró ayer su sorpresa por la aparición de acopios de pacas de paja en montes de Silvoso y Parada, material que "es empleado estos días por la Xunta para hacer tratamiento" del suelo quemado en los incendios del 15 de octubre, con la técnica del "mulching", según explica el concello caldelán, que añade que ha recibido varias llamadas vecinales por la descarga de la paja en el cruce de Regodobargo, el campo de fútbol de Silvoso y Parada.

El alcalde, Andrés Díaz, señala que el Concello "nada tiene que ver" ante las primeras impresiones vecinales de que se trabaja de más forraje solidario para los animales. Según Díaz, "todas las necesidades en este campo estaban cubiertas tras los tres repartos realizados por el Concello". Por ello, se realizaron indagaciones y se "confirmó, con gran sorpresa, que se trata de un operativo de Seaga, una sociedad pública de la Xunta de Galicia que realiza trabajos en medio rural", explica el equipo municipal.

Silvoso y Parada

Según sus datos, "la paja estaba acopiada para esparcirla por parte del personal de esta sociedad pública autonómica en varios puntos de Silvoso y Parada".

Andrés Díaz subraya que "la Xunta llega muy tarde, tres meses después de la ola de fuegos del 15 de octubre, desperdiciando dos meses secos y apareciendo cuando la erosión ya hizo su trabajo con las fuertes lluvias de finales de diciembre y principios de enero".

Insiste en que "aún hay erosión pero es muy llamativa la lentitud con la que reacciona la Administración gallega". En su opinión "resulta significativo que la Xunta aborde el tratamiento de los montes quemados en octubre como un expediente común, cuando en este caso sí que estábamos ante una clara situación de emergencia, que requería de moverse con rapidez", en referencia al trasvase del Verdugo, que se trató de tramitar por esa vía, opción que acaba de ser descartada.

El alcalde denuncia que la Xunta "ni siquiera colaboró con el Concello de Ponte Caldelas, que entre finales de octubre y principios de noviembre corrió con todos los gastos y organizó por su cuenta una operación mulching con voluntariado, lo que permitió tratar a tiempo entre 10 y 15 hectáreas del terreno más sensible, es decir, el que se situaba en las orillas de los manantiales de las traídas vecinales.