Mucho más allá que un recitado mecánico de palabras, rezar es una expresión de la relación de cada creyente con Dios y en buena medida un alivio para su corazón. Es uno de los mensajes de la parroquia de Santa María al invitar a los fieles a sumarse al "Taller de oración y vida" que arrancó ayer en la Casa Pequeña, ubicada en las inmediaciones de la basílica.

En general, el monográfico se propone enseñar a orar de una manera "ordenada, progresiva y variada" a partir de un método práctico ideado por el padre Ignacio Larrañaga, cuya metodología busca ayudar a los fieles a liberarse de tristezas y angustias, sanar las heridas, superar complejos culpa, inferioridad e inseguridad; y en general recuperar el sentido de la vida y la alegría de vivir.

Los talleres de Larrañaga también inciden en la importancia del compromiso con los pobres y los que sufren y promueven los valores del evangelio.

Este método que recibió una primera aprobación del Vaticano a finales de los años noventa del pasado siglo, incide en que la oración es "gracia, pero también arte" que puede ser aprendido, de ahí que se sugieran textos para leer con frecuencia.

Tras la primera clase de ayer, seguirán otras 14 sesiones en las que "se practicará una modalidad o forma de orar, desde las más sencillas, como la lectura rezada o la oración escrita, hasta las más complejas, como la oración de contemplación", indica Remedios González-Prieto, que encabeza el taller.

Durante el monográfico los asistentes realizarán meditaciones a partir de textos sobre la Biblia y llevarán a cabo "reflexiones comunitarias, cantos y ejercicios de silenciamiento para preparar la oración", señala la misma fuente.

Por otra parte, las actividades organizadas por la parroquia de Santa María continuarán hoy a partir de las 17.30 horas en el Centro Parroquial con el Curso de Iniciación a la Lengua de Signos.