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El meollo

El calendario

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No hay nada mejor que caerle en gracia a Antón Prieto, de profesión sus labores volcadas en el cuidado propagandístico del alcalde Lores, así como en la pasmosa reinvención de Pontevedra como ciudad de premio desde aquí hasta Pernambuco; no hay nada mejor que eso para tener la puerta abierta a la contratación municipal por el sistema del puro dedazo.

Eso parece que ha ocurrido, según propia confesión, con Emi Ramírez, autor de las fotografías que ilustran el calendario del Ayuntamiento de Pontevedra para el presente año 2018.

Elefantes sueltos por Campolongo, una gran cascada junto al Hospital, corceles blancos en la glorieta de Compostela, una carabela por el Lérez, setas gigantes en la Alameda?.Estas son algunas de las ensoñaciones contenidas en el referido almanaque, que puede solicitarse de forma gratuita en el propio Ayuntamiento, caso de que todavía no esté agotado.

Emi Ramírez no es ningún consumado fotoperiodista, ni tampoco un aventajado alumno de Bellas Artes. Emi Ramírez trabaja en un almacén de fontanería y forma parte del entusiasta grupo Iron Hunter, de heavy metal, además de apasionado de la fotografía e integrante del colectivo Blasphemy Art. El calendario no resulta nada del otro mundo, pero Eli Ramírez tiene su mérito y algo especial habrá visto Antón Prieto para caerle en gracia.

A unos le han gustado más y a otros le han gustado menos las recreaciones propuestas. Con los trabajos artísticos casi siempre suele ocurrir algo así. Y al responsable de la comunicación del Ayuntamiento y concejal número 11 del BNG, con mucho mando en plaza, no existe otra cosa que más le guste que sorprender y, sobre todo, provocar al personal. De ahí viene seguramente este doble salto mortal en su particular concepción de esta ciudad nuestra, que un día vistió de aldea gala de Asterix y Obelix, y que ahora convierte en una suerte de Parque Jurásico o algo parecido.

El meollo de la cuestión está en adivinar si este calendario supone un adelanto para abrir boca de alguna nueva estrategia cocinada por la factoría publicitaria de Antón Prieto a mayor gloria de esta ciudad de cara al año 2018, o si por el contrario solo se trata de un brindis al sol para enviscar a la afición, amén de un verso suelto dentro de su manual bien conocido.

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