El presente año se despedirá pasado por agua. Se anuncia para esta última semana un tren de borrascas que se podría prolongar al menos ocho días y que dejaría precipitaciones de más de cincuenta litros por metro cuadrado en ese periodo. Sin embargo, este "arreón final" de las lluvias no impedirá que 2017 se despida con la alerta por sequía todavía activada en el Lérez, un río que cerrará este ejercicio con el peor caudal medio anual de agua desde 2011.

Con apenas 13.300 litros por segundo circulando, de media, por la presa de Monte Porreiro en todo el año, el balance de 2017 es casi cuatro veces más bajo que la media de la década, que ronda los 50.000 litros, y obliga a Augas de Galicia a mantener al menos hasta enero la alerta por sequía. Pese a que la borrasca "Ana" de principios de diciembre mejoró sensiblemente el estado del Lérez en estas últimas semanas, su situación global aún es muy preocupante. Hay que remontarse a 2011, siete años atrás, para encontrar una situación aún peor. En aquella ocasión la media anual fue de 11.000 litros/segundo y en octubre fue necesario adoptar medidas de ahorro, igual que se hizo en esta ocasión. Sin embargo, en 2011 esas actuaciones se prolongaron varias semanas y ahora se levantaron a los pocos días de su aplicación.

El mejor año de la última década en el Lérez fue 2013, cuando se rozaron los 200 metros cúbicos de media a lo largo de sus 365 días. Al margen de 2011 (con apenas 10,9 metros cúbicos), los peores ejercicios hasta ahora habían sido 2012 (17,5) y 2015 (21.000 litros por segundo), mientras que los años 2014 y 2016 estuvieron algo por debajo de la media pero nunca en niveles preocupantes. Todos los datos negativos se batieron en este ejercicio actual. Un vistazo a la evolución de la última década sí pone de manifiesto que cada vez la situación del Lérez es más pesimista, en términos generales y los episodios de sequía son cada vez más frecuentes y próximos entre sí, un efecto claro del cambio climático.

A día de hoy, el caudal del Lérez es de apenas 5.700 litros por segundo (7,74 metros cúbicos), la mitad que el 23 de diciembre de 2016 y muy por debajo no solo de la media de todo el año sino de las elevadas cifras que se registraron tras el temporal "Ana". Justo después de aquellas precipitaciones el río llegó a superar momentáneamente los 100 metros cúbicos, pero la escasez de lluvia desde entonces volvió a provocar un descenso paulatino en el comportamiento del río. Así, el día 14 ya solo eran 30.000 litros, que bajaron a 10.300 el día 17. Ahora ya es la mitad.

Esta evolución a la baja a lo largo de este mes es similar al que se aprecia a lo largo del año. Durante todo 2017 la estación meteorológica de Campolongo ha registrado 993 litros de lluvias por metro cuadrado, una cifra muy inferior a la media habitual de más de 1.600 en la ciudad. Pero además, el 60% de esas precipitaciones cayeron entre enero y mayo, hace ya siete meses. Este resumen se refleja con exactitud en el Lérez. Hasta mayo su situación fue excelente, por encima de los 16.000 litros por segundo de caudal, con picos de 48 metros cúbicos en febrero.

Pero con la llegada de los meses estivales la tendencia cambió radicalmente. En junio, el caudal del Lérez ya era solo de 9,5 metros cúbicos, que bajó a la mitad al mes siguiente. A partir de agosto, la situación aún fue a peor y se llegó al límite de menos de 3.000 litros en octubre. Fue entonces cuando se encendieron todas las alarmas, se acordó cerrar el embalse del Pontillón para guardar sus reservas (actualmente está al 98% de su capacidad) y el Concello comenzó a solicitar restricciones de consumo a la empresa Ence, con una captación propia en Bora. Augas de Galicia anunció poco después un recorte del consumo a la fábrica de Lourizán, limitación que aún estaría en vigor a día de hoy, si bien no se ha hecho pública resolución alguna al respecto. En cambio, el Concello acordó levantar las medidas de ahorro y utilizar además las reservas del Pontillón, pese a que la evolución desde mediados de diciembre fue negativa.

Para la próxima semana, al menos hasta el 1 de enero, se anuncia una sucesión de jornadas lluviosas que podrían "maquillar" el negro balance de este año, con una sequía que se ha dejado notar en el Lérez pero especialmente en las fuentes y manantiales que abastecen al rural. Mientras en la ciudad no hubo restricciones de consumo, muchas parroquias y comunidades de agua se vieron obligadas a racionar el suministro al secar sus fuentes habituales. En algún caso hubo que recurrir a camiones cisterna.