Todas las zonas de baño cuya calidad del agua fue analizada el pasado año por la Consellería de Sanidade afrontarán 2018 sin restricción alguna para su uso, e incluso el 90% de todas ellas contarán con la calificación de "excelente". Así se establece en el informe que acaba de hacer público la Xunta sobre la situación de las 49 zonas de baño revisadas a lo largo de 2017 y que estará vigente en los próximos doce meses.

El documento incluye el estado de 19 arenales en Sanxenxo, 14 en Poio, cinco en Marín y dos en Vilaboa, todos ellos marítimos, así como cinco puntos en Cotobade, dos en Pontevedra, uno en A Lama y otro en Ponte Caldelas, todos ellos considerados continentales, es decir, playas fluviales-. Estas 49 áreas han sido sometidas a más de 1.700 análisis entre mayo y octubre pasados y sus resultados son los que determinan las condiciones de uso para la próxima temporada.

Entre las playas que carecen de calificación y, por tanto, sin aprobado, se mantiene Nanín, pero sí figuran la de Raxó, con un "insuficiente" anterior que pasa ahora a "suficiente", y la playa fluvial del Lérez, que también sube nota y después de varios años perderá la recomendación de "no bañarse".

Raxó y Laño, en Poio y Lérez, junto con la de Areeiro, en Vilaboa, son las cuatro únicas playas con esa nota, mientras que la de Loira, en Marín, recibe una calificación de "buena". Las 44 restantes presentan un nivel "excelente". Se trata de 19 en Sanxenxo (Baltar, A Lanzada, Lapa, Areas Gordas, Foxos, Major, Bascuas, Montalvo, Paxariñas, Canelas, Caneliñas, Silgar, Panadeira, Areas esquerda, Areas dereita, Agra, Espiñeiro, Pragueira y Nosa Señora), 12 en Poio (Chancelas pequena, Xiorto, As Sinas, Fontemaior, Area da Barca, Ouriceira, Chancelas, A Canteira, Padrón, Campelo, Cabeceira y Lourido), cinco en Cotobade, (Calvelo, Carballedo, Pozo Negro, Viascón y Xesteira) cuatro en Marín (Portocelo, Mogor, Aguete y O Santo), una en A Lama (en el río Verdugo), una en Ponte Caldelas (A Calzada), una en Vilaboa (Deilán) y una en Pontevedra, la de Pontesampaio en el río Verdugo.

Dos de las zonas de baño reflejadas en el documento (Calvelo en Cotobade y Lérez en Pontevedra) aún no figuran en el censo oficial de Sanidade, si bien la primera tiene todas las papeletas de ser incorporada, aunque la segunda aún tendrá que subir nota en el futuro.

Ese censo oficial incluyó el pasado año 488 zonas de baño, con 506 puntos de muestreo, en 113 municipios gallegos. El 86% son marítimas. Las muestras se recogen entre mayo y octubre y se analizan básicamente dos parámetros microbiológicos: enterococos intestinales y Escherichia coli. Ninguno de sus niveles se vio superado en las 49 áreas revisadas.

De hecho, la consellería destaca que "en la temporada 2017 la clasificación sanitaria mejoró significativamente" y apunta que "las posibles causas de esta mejoría pudieran ser que se redujo el límite para considerar contaminación microbiológica a 1.000 NMP/100 mL", cuanto antes era de 1.500. Para alcanzar el grado de excelente, es obligatorio que cada zona presente menos de 100 en enterococos intestinales y de 250 en Escrerichia coli.

En los casos de calificación insuficiente, se adoptan medidas para recomendar que no se practique el baño (o la prohibición en casos extremos) y se emplaza al órgano gestor, generalmente los concellos, que "determinen las causas y motivos de la contaminación y se actúa para reducir o eliminar esas causas".

La nueva calificación de "suficiente" con la que la playa fluvial del Lérez afrontará el próximo año coincidirá con la "nueva imagen" de este arenal, abierto al público en 2009 y que será sometido desde enero a una remodelación. Se trata de unas obras que se adjudicaron en junio pasado y que podrían estar listas en abril, a tiempo para la temporada de baño de 2018. Aunque estaba previsto comenzar los trabajos en octubre, la empresa adjudicataria y el Concello acordaron un aplazamiento hasta enero debido al parón del sector de la construcción que se realiza durante las fiestas navideñas, que obligaría a dejar parte de la playa levantada, y con una barrera anticontaminación en medio del río, durante varias semanas.

El proyecto ronda los 234.000 euros e implica una actuación integral con el fin de recuperar el aspecto global de la playa cuando se puso en servicio hace más de ocho años, en junio de 2009. Las deficiencias están motivadas por "la dinámica fluvial, de corrientes y mareas, los agentes climáticos y el propio paso del tiempo" y se actuará en los 6.676 metros cuadrados de arena, si bien toda la concesión de Costas abarca casi tres hectáreas. La principal mejora es la sustitución de la malla geotextil situada bajo la playa, que evita que los lodos del río se mezclen con la arena, si bien su función ya ha perdido eficacia y asoma en varios puntos. Se colocará una nueva, "más moderna y eficaz", lo que obliga a retirar la totalidad de la arena actual. La intención es aprovechar después la que sea reutilizable, pero se da por hecho que habrá que reemplazar buena parte de este material, que en su día se obtuvo de una cantera de Verducido.