Un caso insólito en España. Todos los colectivos, personas y autoridades involucrados en el proceso que llevó a dos polizones árabes a solicitar asilo en nuestro país tras arribar al Puerto de Marín coinciden que es la primera vez que se enfrentan a una situación tan compleja como esta en las ya difíciles de por sí tramitaciones de las solicitudes de asilo.

La marcha del Puerto de Marín del buque en el que se encontraban estas dos personas, el "Kristin C", cuando todavía no se había completado la tramitación de su solicitud de asilo y con destino a un país extranjero, abrió un escenario tremendamente complejo como reconoce el presidente del Consejo Español de Ayuda el Refugiado en Euskadi (CEAR-Euskadi), Javier Galparsoro, quien además señala que "alguien deberá dar explicaciones por lo sucedido dado que se pudieron vulnerar los derechos de dos personas que tenían en trámite una solicitud de asilo político).

Y es que según CEAR, ciertamente y según la legislación vigente, no existía ningún impedimento para que el buque, el "Kristin C", pudiera zarpar esa jornada de Marín como tenía previsto. También es cierto que, en cumplimiento de las leyes de Extranjería, los dos polizones nunca podrían abandonar el barco y bajar a tierra mientras no se resolviera la solicitud de asilo, dado que la propia embarcación es una "frontera" que no pueden traspasar hasta que se resuelva su situación administrativa. Pero Galparsoro indica que la legislación actual sí recoge una excepción a este hecho, que es precisamente si el buque emprende de nuevo viaje y tiene como destino otro puerto que no esté en territorio nacional español. "Entonces el barco se puede ir, pero estas dos personas tuvieron que ser desembarcadas" y asegura que así lo recoge una instrucción del año 2007. Desde CEAR defienden que, ante la previsión de la marcha del buque, los dos solicitantes de asilo tuvieron que haber sido desembarcados y conducidos a las instalaciones fronterizas de las que disponga el puerto de Marín y, en caso de que estas no existieran, deberían haber sido conducidos a un piso de acogida de Cruz Roja o cualquier ONG a la espera de que se resolviese la admisión o no a trámite de su petición de asilo. "Alguien nos tendrá que explicar por qué eso no se ha hecho", indicaban ayer el presidente de CEAR-Euskadi quien explica que en décadas de trabajo con polizones y solicitantes de asilo en puertos de todo el noroeste peninsular nunca se ha topado con un caso como este.

Galparsoro considera que no se debe centrar la búsqueda de responsabilidades en una actuación unilateral de los responsables del barco o de la consignataria, o de las autoridades del Servicio Marítimo, sino que debe ser el Ministerio del Interior y también la Subdelegación del Gobierno (que ya dijo que se limitó a comprobar que no había ningún impedimento para que el barco pudiera zarpar) quién asuma responsabilidades por permitir que el buque se llevara a otro país a dos solicitantes de asilo político en España. "Es algo inconcebible", repite Galparsoro.

Esta situación ha complicado sobremanera realizar un seguimiento de la situación de estas dos personas, pero CEAR indica que se va a movilizar para intentar localizar a estos dos solicitantes de asilo nada más llegar a Polonia, próximo destino del barco. El Comité de Ayuda al Refugiado sabe que será el martes a las 17 horas cuando el "Kristin C" arribe al puerto de Szczecin, en el Báltico. CEAR forma parte de una red europea de oenegés que trabajan en el campo de los refugiados y solicitantes de asilo y su intención es localizar a alguien de una ONG en Polonia que esté en disposición de trasladarse ese día al citado puerto para recibir a estas dos personas. Cabe recordar que los dos señalaron ser de origen sirio y otro palestino y que solicitaban asilo en España ante la situación de conflicto en sus respectivos países.

El objetivo es "lograr traerlos de vuelta a España" a la espera de que el proceso de solicitud de asilo político se haya completado, además de comprobar que llegan a Puerto y que lo hacen en buenas condiciones, aunque no ponen en duda la buena disposición que puedan tener hacia ellos los responsables del buque. En cualquier caso, Galparsoro reconoce que no garantiza "un final feliz" en este intento, dado que el hecho de que arriben a un país distinto complica sobre manera los trámites.