Lo que no se promociona, no se conoce; y, por lo tanto, no existe. Esto es lo que de alguna forma lleva ocurriendo históricamente con el aeropuerto de Vigo, que presume de una ubicación privilegiada en el ombligo de la Eurorregión Galicia-Norte de Portugal pero que nunca se ha sabido ver o, más bien, nunca se ha querido ver. Y, ni mucho menos, publicitar. Pero lo cierto es que en el radio de una hora en coche tiene todas las Rías Baixas, la provincia de Pontevedra, Ourense, Santiago o buena parte del norte de Portugal, incluido Oporto, ciudad en auge a nivel turístico. Pero va más allá. Es motor económico y tiene el mayor número de habitantes de Galicia a solo 30 minutos: 723.000. Son, por ejemplo, casi el triple que Lavacolla. Sin embargo, y como si sobre el río Miño se levantara un muro infranqueable, AENA -pero también de forma histórica la Xunta de Galicia- parece haber renunciado a captar tanto a viajeros en el mercado luso para que vuelen por Peinador, como también a turistas que entren por la terminal olívica para visitar Portugal, como sí hace con éxito a la inversa la dirección de Sá Carneiro desde hace años. Ahora, además, acaba de anunciar una nueva potenciación de rutas a base de nuevas ayudas a aerolíneas que probablemente vendrá acompañado de nuevas campañas de marketing en Vigo y su área.