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Cristina Sánchez Carretero: "Antes el gran tabú era el sexo y ahora lo es la muerte"

La investigadora analiza los nuevos santuarios surgidos en tragedias como la del 11-M

La antropóloga Cristina Sánchez-Carretero. // Gustavo Santos

La segunda edición de las Xornadas sobre Antropoloxía, que se despiden esta mañana con una visita al Parque Arqueológico de Tourón, contaron ayer con Cristina Sánchez Carretero, doctora en Antropología y directora de "El Archivo del Duelo", una investigación sobre los atentados del 11-M a partir de más de 70.000 objetos y mensajes dejados por los ciudadanos.

- En las Xornadas de Antropoloxía se analizan santuarios y ritos que hunden sus raíces en la prehistoria ¿también se están creando nuevos santuarios?

-Si, precisamente tras ese proyecto de investigación que hicimos dentro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas hace unos años, después de los atentados del 11 de marzo en Madrid lo que presentamos es que ante muertes que son sentidas de forma especialmente traumática, recientemente, en las últimas décadas, se ha creado un patrón que se entiende que es el patrón normalizado de duelo en lo que llamamos duelo de segunda generación, donde no conoces necesariamente a las víctimas, y se expresa de otra forma, más bien en espacios públicos, mediante ofrendas de flores, de diferentes escritos y donde normalmente hay una reacción de pedir acción, hemos visto que lo que caracteriza a estas otras formas de manifestar el duelo cuando no es necesariamente una víctima directa sino que se siente más socialmente, es esa necesidad de pedir acción concreta, de recordar que esto no debería haber ocurrido o en el caso de Angrois esto se necesita resolver.

- ¿Cómo es este duelo de segunda generación?

-Lo que lo caracteriza es en primer lugar el tipo de muerte, las muertes son sentidas grupalmente como especialmente traumáticas y eso significa o bien que son muertes anónimas con las que todos nos sentimos identificados porque nos podría haber sucedido a cualquiera, cualquiera podría haber estado allí, cualquiera podría haber ido en el tren de Angrois, o bien al revés, personajes especialmente emblemáticos o populares.

- La muerte de Lady Diana

-Es el caso más emblemático, de hecho algunos piensan que es cuando se empezó a gestar, no a gestar sino a hacerse más mediática y esperable, como un patrón normalizado, es con la muerte de Lady Di, exacto. Ustedes los medios son un factor importante en la creación, el comunicólogo Martín Barbero dice que ahora somos mediáticos, no es ni bueno ni malo, sino que en la forma de expresar colectivamente las cosas los medios son un componente más y en este caso se ve. Ya ahora mismo ocurre una muerte de este tipo y se espera que la gente vaya al lugar donde ha ocurrido a sancionarlo, a sacralizarlo de alguna manera.

- No se trata de duelos pautados

-Es otra característica importante, hay autores que lo llaman espontáneo, yo prefiero hablar de no institucionalizado, es decir, ya no es espontáneo y no es que no salga de ningún sitio, si que sale, pero no hay una institución detrás que diga hay que ir ahí, hay que ir a la iglesia, o al cementerio, no hay una institución detrás que esté llevando a la gente a sacralizarlo de esa manera.

- ¿Estos nuevos santuarios perviven en el tiempo, se consolidan, o funcionan para el primer momento del duelo?

-Normalmente es un primer momento del duelo, en el caso por ejemplo de los atentados del 11-M pervivió mucho tiempo, la gente iba allí mes tras mes y casi era como una peregrinación. De hecho ocurrió el 11 de marzo y en verano, ya cuando el calor afectaba a las velas dentro de las estaciones (porque no fue solo Atocha sino El Pozo, Santa Eugenia, Alcalá de Henares, todo el corredor porque fueron diez bombas diferentes) Renfe decidió retirarlas y para nuestro proyecto de investigación les pedimos documentarlo, ellos se iban a deshacer de esos materiales y enterrarlos bajo el memorial que se hizo, más institucional, y nos lo cedieron a nuestro proyecto. Con esto intento decir es que normalmente tienen una vida corta, son efímeros, es otra de las características que tienen, salvo como en este caso que se le dio una importancia, en el sentido de que en los medios lo que pervivió fueron las ideas de enfrentamiento, de confrontación tras los atentados, pero en los memoriales lo que vimos sobre todo son ideas de construir un mundo diferente, de paz. A diferencia de los del 11-S en Estados Unidos en Madrid pervivía mucho más esa idea, nos parecía importante que esos testimonios más efímeros, que no suelen pervivir, se conservasen.

- ¿Se consiguió ese objetivo?

-El proyecto tuvo una parte de documentación, archivo, de hecho se le llamó "El archivo del duelo", y ahora está depositado en el Archivo Histórico Ferroviario, lo custodian y está accesible siempre que sean fines educativos y de investigación.

- ¿Qué otros aspectos analizaron durante la investigación?

-El grupo era interdisciplinar, lo coordiné yo pero incluía a otros como Carmen Ortiz, de Antropología, que analizó las diferentes formas de esas tomas del espacio público, Paloma Díaz, más de Literatura y también muy interesante porque lo que vio es la pervivencia de la palabra y sobre todo de la palabra poética en un momento de crisis así, incluso una palabra muy oral, que se veía muy inmediata, por ejemplo manteles todavía con manchas y que servían como soporte para escribir poemas, o camisetas, cosas que había llevado la gente y se depositaban como soporte de palabras; y se cruzaban desde Bruce Springsteen, que estaba a la vez que Antonio Machado, el libro de El Principito... Hubo una vuelta y se vio la gran carga de la palabra poética en momentos de crisis o especialmente traumáticos. También hubo un estudio de la iconografía religiosa, la hipótesis de partida era que precisamente al buscar lugares no institucionales para expresar este duelo colectivo eso implicaría tal vez un alejamiento de patrones religiosos y se vio que al contrario, aunque había de todo tipo, mensajes políticos, de todo tipo, también había muchos que expresaban diferentes cultos, diferentes religiosos, mucha variedad en términos también religiosos.

- El presidente de la Sociedade Antropolóxica Galega recordaba en la presentación de las jornadas que la pregunta de qué hay después de la muerte es la que se han repetido todas las culturas

-Claro, pero a la vez, y es un tema que trato en mi conferencia, hay que recordar que muchos autores señalan que antes el gran tabú era el sexo y ahora el gran tabú es la muerte, se habla mucho de ella en plan general, o de la muerte de los otros, o celebraciones más festivas de la muerte, pero la muerte propia se oculta, no se habla. Se habla entonces de ese gran tabú, es una gran contradicción y por eso es especialmente interesante el observarlo, el vivirlo, hablar de ello y analizar cómo nos enfrentamos a la muerte, que es uno de los hechos más individuales pero también más sociales por excelencia.

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