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José Freire: "La democracia española tiene una deuda pendiente con la Policía Nacional"

El Sindicato Unificado de Policía celebra una cena homenaje con motivo de su jubilación

El hotel Galicia Palace de Pontevedra acogerá el próximo 1 de diciembre una comida homenaje a José Freire López con motivo de su jubilación como Policía Nacional. Un policía que se destacó por su lucha en la democratización del cuerpo, en la defensa de los derechos de los agentes y en la mejora de las condiciones de los funcionarios del Cuerpo como fundador del Sindicato Unificado de Policía, una organización que comenzó su labor en la clandestinidad allá por el año 1983. Entró en el cuerpo en 1976 formando parte de los famosos "grises" de la postdictadura y afirma que hoy, 41 años después, deja "una policía adaptada a los tiempos, democrática y no supeditada a los poderes políticos sino a las leyes y los tribunales".

-¿Cómo afronta esta nueva etapa fuera del Cuerpo Nacional de Policía?

-Pues dado que el domingo cumplo los 65 años y que la administración no me deja continuar ni un minuto más no me queda otra que hacer entrega de las atribuciones propias de mi condición de policía y después de 41 años decir adiós a esta profesión.

-¿Pero uno deja alguna vez de ser policía?

-Yo creo que no. De hecho, cuando veo a mis compañeros ya jubilados compruebo que no. Lo siguen viviendo, muestran su interés, se preocupan... ; esta profesión, al igual que los sacramentos, imprime carácter, sobre todo una vez que entras y tomas conciencia de lo que eres. Y más en una persona en la que, como yo, -y creo que es mi única virtud, dado que otras son discutibles- siempre tuvo como meta ser útil a los demás. Creo que me he dedicado en cuerpo y alma a ser útil a mis compañeros en la defensa de sus intereses sociolaborales y, como no, a través de mis compañeros, a ser útil a la sociedad.

-Por lo tanto, en su caso, usted no dejará de ser policía pero tampoco sindicalista, ya que eso también lo lleva en la sangre, como fundador del que hoy es el mayor sindicato de la Policía...

-Así es. Aunque seguiré trabajando para el SUP en el apartado jurídico, algo que me ayudará a llevar mejor este trance. Yo pertenecí a los famosos grises. Ingresé en septiembre de 1976 cuando ya había muerto el dictador pero todavía quedaban en el cuerpo muchas reminiscencias de aquella época. Era una policía militar y yo y algunos compañeros pensábamos que solo una policía civil podría ser una policía al servicio del pueblo. Y en aquella aventura nos embarcamos. Era una aventura apasionante pero también arriesgada y peligrosa pues nos jugamos no solo nuestro puesto de trabajo sino la seguridad de nuestra familia y creo sinceramente que hicimos una labor importante. Fuimos capaces de amoldar aquella policía que para nada era democrática y que procedía de un régimen dictatorial para convertirla en una de las instituciones hoy en día más valoradas por los ciudadanos.

-Ahora que se jubila, ¿qué es lo que desea para los compañeros que se quedan?

-Hemos conseguido muchas cosas desde que en 1981 inicié esta labor en la clandestinidad hasta que dejé la secretaría general del SUP hace tres años. Logros tanto a nivel nacional como local en donde solo me queda la espinita de una nueva Comisaría. No obstante, aquí también hubo logros importantes como el local del DNI. Hubo muchos avances en líneas generales. No obstante, a nivel nacional nos queda algo importante. La democracia española tiene una deuda pendiente con la Policía Nacional después de completar la transición de una manera ejemplar y de adaptarse a los nuevos tiempos democráticos. Y haciéndolo además con unos sueldos ínfimos respecto a otros cuerpos de seguridad que cuando llega la hora de defender el Estado de Derecho, como ocurrió con los Mossos -sobre todo con sus mandos-, hicieron dejación de funciones. Y no solo en este asunto. En otros muchos, como el terrorismo, la Policía Nacional y la Guardia Civil han estado al pie del cañón siendo los que más han sufrido esta lacra con unas pérdidas enormes. Sin embargo, y pese a todo esto, el trato que les da el Estado español no es el más acorde. Es por eso que, aunque parece que se está en vías de lograrlo, es algo que yo ya no veré como policía y que me parece que no ha llegado a tiempo: es la tan famosa equiparación salarial de la Policía Nacional y Guardia Civil con otros cuerpos que cobran hasta el 30 por ciento más.

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