Cerca del 80% de la población mundial posee solo el 6% de la riqueza del planeta, mientras que el 1% más rico es propietario del 50%. La desigualdad es tan manifiesta que un estudio de Oxfam prueba que entre 1998 y 2011 los ingresos del 10% de la población más pobre del mundo aumentaron solo 65 dólares al año, mientras que los de ese 1% multimillonario crecieron 182 veces más, a un ritmo de cerca de 12.000 dólares cada 12 meses.

Se trata de un escenario de injusticia contra el que luchan muchas personas en el mundo, cooperantes, voluntarios y también consumidores que día a día acuden a las tiendas de comercio justo, entre ellas la de Solidaridad Internacional, una ONG que inició su andadura en Pontevedra hace 20 años.

"Es una organización que nació en la ciudad de Pontevedra de la mano de un grupo de gente entonces muy joven que creemos que el comercio justo es una herramienta muy útil en la lucha contra la pobreza y la desigualdad y a favor de la justicia social", explica María Paz Gutiérrez, integrante de la ONG

Ésta recuerda que el comercio justo cuestiona los valores predominantes de producción, comercialización internacional y consumo, "que atentan contra los derechos humanos y la vida de muchas personas en otras latitudes; el comercio justo nos permitía ponerle cara a una de las causas que genera esa grandísima desigualdad entre ricos y pobres".

A mayores, esta herramienta facilita "a los consumidores de aquí actuar, tomar parte como corresponsables de las grandes desigualdades", de modo que Solidaridad Internacional empezó a promover la venta de estos productos en Pontevedra, durante muchos años en tiendas temporales en distintas localizaciones de la ciudad y en condiciones bastante precarias y desde hace una década en el espacio estable en las galerías Oliva.

Consolidar la tienda no fue fácil. "Fue un camino difícil y duro, porque a día de hoy el comercio justo todavía no mueve los suficientes volúmenes para ser una alternativa sostenible", reconocen los portavoces de Solidaridad Internacional.

La tienda trabaja directamente e importa desde La India los productos de la cooperativa CRC, que reúne en Calcuta la artesanía de 62 grupos de pequeños productores. A mayores, cuenta con artículos de una extensa representación de pequeños productores de América Latina, algunos productos de África y Asia. La novedad es la colección de tejidos elaborados por mujeres indígenas del lago Atitlán, en Guatemala, algodones transformados manualmente en telares e inspirados en la tradición maya, que es fundamentalmente femenina.

Todavía hoy solo es posible abrir la tienda solo por el esfuerzo desinteresado de los voluntarios que se turnan de modo altruista para atenderla. En estos 10 años han sido 43 las personas que han sumado esfuerzos para mantener este proyecto. A modo de homenaje, los nombres de todos ellos fueron escritos en el escaparate con el agradecimiento de la ONG, agradecimiento que hacen extensivo a "todos los clientes que de una manera muy fiel, cada día, cada semana, vienen aquí y optan por creer en un modelo de consumo diferente", sumando esfuerzos por un mundo más justo.