Lleva un par de semanas en las librerías, pero ayer el Casal de Ferreirós acogió su primera presentación oficial. Tamara Andrés (Poio, 1992) escogió su casa para exponer al público su tercer trabajo literario individual: "O corpo de Antiochia", de editorial Galaxia.
-¿Qué puede encontrar el lector en este poemario?
-Antiochia es una ciudad turca que estaba llena de cultura y de riqueza y que fue devastada muchas veces. Ese es el símbolo que yo uso para, a través de poemas, explicar el viaje de una mujer que era muy rica pero fue obligada al destierro. Al final, también trato de exponer lo que implica el hecho de volver a esa ciudad y ver que ya no es la misma que había conocido.
-¿Qué le inspiró a desarrollar esta trama?
-Es complejo. Los primeros poemas los hice con voluntad crítica. Yo sentí mucha rabia de todo lo que estaba pasando a nivel social y cultural en mi contexto. Luego me di cuenta que eso, que había nacido espontáneamente, podía ser también estético. Me di cuenta que podía haber una historia. Y la historia se fue construyendo sobre sí misma. A priori no me basé en nada, pero luego, con el poemario ya construido, me di cuenta que detrás había una experiencia propia. Lo que le sucede a esta mujer con Antiochia me pasó a mí con Bruselas. Yo la tenía muy idealizada por motivos personales, pero cuando regresé pasados los años, descubrí una ciudad completamente distinta.
-Usted conoce bien el sector. ¿Cómo está la situación de la poesía ahora mismo?
-Bueno, no digo que esté mal vista, pero es verdad que mucha gente liga la poesía con la superioridad intelectual. Los que hacemos este tipo de literatura no nos creemos superiores ni estamos en otra onda. Creo que todo el mundo debe tener una visión poética de la vida precisamente para sobrevivir un poco. Hay una renovación brutal del género poético en Galicia y existen muchas iniciativas que están impulsando que sea un género que empiece a hacer camino en muchos sectores. Por ejemplo, en Pontevedra hay muchos obradoiros infantiles que acercan la poesía a los niños. Pero desde una perspectiva de juego. Creo que es lo ideal. La poesía nunca deja de ser un juego, pero es algo que hay que cultivar desde muy pequeño.
-Pero si no vendiese no se seguiría editando, ¿no?
-Sí, pero mucho menos. De hecho, creo que se sigue publicando porque hay un círculo. Sino, desaparecería por completo. Hay lectores de poesía, pero seguimos siendo minoritarios. La narrativa manda y vende. La renovación poética hace que el círculo se amplíe un poco, pero menos de lo que debería. Queda mucho camino por andar.
-Usted precisamente empezó en la narrativa.
-Sí, es cierto. Pero poco a poco me fui pasando a la poesía por ganar al concurso, por ejemplo. Es cierto que ahora repaso esos primeros textos y en esa voz narrativa veo mucha lírica. Me siento más cómoda ahora mismo. Es cierto que tengo ganas de retomar la narrativa, pero para eso hay que tener tiempo porque tiene que ir todo más ilado y yo no lo tengo (ríe).
-Antes hablaba de que es necesario cultivar la poesía desde pequeños. Pero, ¿para escribir poesía vale cualquiera?
-Está claro que poesía puede escribir cualquiera, sea de más o de menos calidad. La poesía es cuestión de expresar sentimiento y creo que todos podemos y debemos hacer esto. De hecho, yo hacía recitales en una taberna en los que se invitaba a que la gente escribiese algo poético en el sentido de expresar sentimientos. La personas quieren expresarse, pero se necesitan espacios para eso. Y ahí está la poesía. Tal y como está el contexto, no es fácil expresarse y ser escuchado y la gente lo agradece.
-No sé si es causa o efecto, pero usted es de Poio y en el Concello se está apostando bastante por iniciativas culturales literarias, ¿no?
-La verdad es que de unos años hacia aquí a nivel cultural estamos dando grandes pasos. Lo digo sin complejos. Hay muchas iniciativas en todos los sentidos culturales. Estoy pensando por ejemplo en los Vermús Poéticos de la Agrupación Armadiña, el festival de poesía... Son cosas que antes no se ligarían a Poio. Se está haciendo mucho y creo que con mucha calidad.
