"El día de ventas no fue malo, pero también es que hay menos producto", indica Emilia Lafuente, vecina de Poio y una de la más veteranas vendedoras del mercadillo de flores de Difuntos, en el que participa desde hace dos décadas.

Otro medio centenar de vendedores procedentes en su mayoría de distintos puntos de la comarca, pero también de Moaña, Vilanova de Arousa, Tomiño o Vigo, contribuyeron a llenar de color y aroma la plaza de A Ferrería, donde hoy continuará el mercadillo.

En general, los vendedores coinciden con Emilia Lafuente en que la sequía ha reducido sensiblemente la oferta de los puestos. Lo explica también Elvira Viña, que cultiva sus flores en una huerta de Poio: "Muchísima planta se estropeó, vino el calor y hubo que tirar la mayoría, en el mes de mayo ya estaban muchas flores abiertas, cuando habitualmente aún están creciendo".

La nota positiva es que la mayoría de los vendedores apuntaba a que "las ventas han ido bastante bien, más rápido en comparación con el año pasado", señala Erea Beloso, que participa por tercer año en el mercadillo y que presenta sus centros de rosas pitiminí, gladiolos, crisantemos o delicados lílium y brunos en originales floreros de bambú.

Vende los centros a precios entre 20 y 15 euros, que se incrementan hasta los 28 en el cercano puesto de Fátima López si se opta por combinar gerberas con lílium y nardos sin olor o hasta los 40 en el caso de las rosas e iris.

Buena parte de las vendedoras cultiva sus propias flores y la práctica totalidad elabora los arreglos florales, que por lo demás han mantenido sus precios más o menos como en anteriores ediciones. De nuevo el producto más demandado han sido los crisantemos blancos, a precios entre 75 céntimos, 1 euro y 1,50 las unidades de mayor tamaño.