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Luciano Santiago Esperón, "Chano": "No haber perdido la inocencia en 30 años en política, no hacerme malvado, ha sido mi gran logro"

"Es una labor importantísima, pero no deberíamos convertir la política en una profesión con el objetivo de colocarte", señala el ex edil capitalino, que ayer fue homenajeado con motivo de su jubilación tras 41 años en la sanidad pública

El médico y político "Chano" Santiago Esperón. // Rafa Vázquez

"La jubilación se lleva bien, con mucho chollo pero se lleva bien", bromea Luciano Esperón, "Chano", que hoy será homenajeado por sus amigos y compañeros en un almuerzo de confraternidad que despedirá más de 40 años dedicados a la medicina, "se me viene encima eso de hacer las comidas, ir de recados y cosas de esas. Pero lo llevo bien (risas)".

- Sin embargo no falta quien advierte de que a los 65 años un médico está en un gran momento profesional que se desaprovecha con su jubilación

-Muy posiblemente es así, pero es que yo ya llevaba 41 años trabajados, empecé con Franco, aunque parezca una tontería empecé con Franco a trabajar.

- ¿Qué balance hace de estas 4 décadas dedicadas a la medicina?

-La experiencia ha sido muy buena y dentro que lo que cabe con mucha tranquilidad; con muertos, porque van pasando los años y no queda más remedio, la gente se va muriendo por el medio, pero lo llevé con tranquilidad y sin ningún problema.

- ¿Se aprende mucho?

-Se aprende, sí porque cada una persona es una individualidad y esas individuales hay que tratarlas individualmente, así es como se aprende.

- Su disciplina, la medicina, ha experimentado una revolución durante sus años de ejercicio

-Sí, le pongo un ejemplo: cuando empecé a hacer sanidad había tifus, epidemias de tifus, existía muchísima fiebre tifoidea, y hoy apenas las vemos. En todo eso ha influido mucho el medio ambiente, las mejoras que hay a nivel ambiental, tanto influyeron que ahora no hay pozos contaminados, pero antes las enfermedades infecciosas eran muchísimas, había crónicas pero sobre todo infecciosas, y ahora funcionamos solo con crónicas.

- ¿Somos más sanos?

-Sí, somos más sanos y la prueba es que vivimos más, la esperanza de vida ha ido aumentando y mejorando y hoy somos el segundo país del mundo más longevo, creo que solo nos adelanta Japón, tenemos mucha resistencia.

- El reto ahora es la atención a la tercera edad

-Es un escenario nuevo claro que sí, porque antes la tercera edad no la había. Por ejemplo, la diabetes antes era distinta aunque la había, pero el colesterol alto empezamos a tratarlo hace unos 15, a tratarlo de forma sistemática. Y ahora puede ver en la calle a numerosos mayores en silla de ruedas, antes ni veías a nadie y ahora sí, es gente que sobrevive, que ya lleva muchas en el cuerpo.

- Habrá vivido miles de anécdotas ¿cuáles recuerda especialmente?

-Muchas, cientos, tantas que llega un momento que casi ni te acuerdas, me ha pasado desde una persona que viene con una foto cortada por la mitad de la cabeza para un certificado que no le firmé, claro, a tener que atender una epidemia de tifus en el colegio de Carril, en Vilagarcía. Había una fuente contaminada que provocó una epidemia y mi preocupación era que procediese de una contaminación de la playa, pero por suerte no fue así. Y es que antes la mitad de las fuentes públicas estaban contaminadas.

- ¿Cuántos de sus pacientes han acabado por ser amigos?

-Muchos, acabas por conocerlos, de hecho la mayor parte de gente que conozco ahora está relacionada con la profesión, son los amigos que tengo; acabas teniendo una amistad con los pacientes, claro.

- ¿Cómo surgió su vocación?

-Pues? No lo sé, no lo había pensado (risas), estaba haciendo Preu y debió de ser ahí, decidí meterme a hacer Medicina y lo hice, antes no había el tema de los números clausus, claro, pero había dos primeros cursos que servían de selección, la gente que no servía ya quedaba ahí.

- ¿Su interés por la política surgió en esa etapa universitaria?

-Sí, estaba yo en segundo de carrera, siempre recuerdo que en el año 1969 hubo una manifestación en O Toural y recuerdo verlos ahí, esa primera movilización que vi, después en el 1970 o 1972 y me meto en política y mi tendencia siempre fue socialista, no por nada, en aquel momento funcionaba muy bien el Partido Comunista. Y he tenido discusiones con los comunistas sobre hasta dónde funciona la democracia o no, ellos parten del principio de que el comité central marca la norma y todo el mundo obedece, nosotros somos un poco más tirados para adelante (sonríe) y la opinión de cada uno de nosotros cuenta, o al menos debiera contar.

- ¿Militó en distintas organizaciones?

-No, estuve en el PSG, que era el socialismo gallego que fue en el que estuve desde siempre. Entré en el PSG en 1976, cuando volví de la mili después de hacer la carrera, hubo un acto en la Facultad de Medicina, que estaba abarrotado, y ahí entré, siempre estuve en el socialismo.

- Ha dedicado a la política más de 30 años.

-En 30 años pasaron muchas cosas, uno recuerda la parte antigua, porque es verdad que en aquel momento pelear contra Franco era un problema gordo. Y lo que veo es que en aquel momento éramos más altruistas que ahora, funcionábamos con otra mentalidad distinta, que por suerte creo que no la perdí a lo largo del tiempo: la mentalidad aquella antigua de hacer cosas porque hay que superar esta situación.

- Viendo la ilusión con la que hacían política el escenario actual parece una pasarela de cínicos

-Sí, sí lo es, mire: nosotros tuvimos un congreso en Coruña porque el alcalde de entonces era del Partido Socialista, Domingo, y en aquel momento hablábamos de la política como el eje fundamental de lo que se hacía, de lo que se pensaba, y le estoy hablando de las primeras elecciones democráticas, y entonces llegábamos a decir que como la política era algo tan fundamental que nos cogía a todo el mundo todos debíamos tener esa dimensión política, porque todos hacemos política nos guste o no. Y eso era lo que pensábamos, y ahora estamos en un país con intereses muy marcados: ahora un chaval que entra en las juventudes socialistas ya llega con una mentalidad de dedicarse a la política, y antes entrabas a la política de otra forma, como segunda parte de la actividad.

- ¿No perder esa inocencia es el gran logro?

-Sí, claro, en mi caso sí, claro, porque cuando pierdes la inocencia te haces malvado y cuando uno se hace malvado se pasa el día buscando a por dónde me la meten, no es una buena cosa. No haber perdido la inocencia en 30 años en política, no hacerme malvado, ha sido mi gran logro. Estuve en las primeras elecciones en las que se eligió una corporación democrática por el PSG, después entré en la UGT, entré antes en el sindicato que en el PSOE, y posteriormente estuve 8 años en el Concello, nosotros dimos el salto importante, que fue cuando metimos a Fernández Lores de alcalde, porque en aquel momento tenía más votos Juan Luis Pedrosa que Lores, unos ciento y pico, y con nuestro auxilio llegó a la alcaldía. Son estas cosas que la gente después tiende a olvidar pero que hay que tenerlas presentas, después se hizo un trabajo importante y sin problema ninguno.

- ¿Qué opinión le merece el modelo de Pontevedra?

-El modelo de Pontevedra tiene un problema por el que yo estoy parcialmente en desacuerdo con él y es que le estamos dando poca salida a la ciudadanía, al ciudadano normal, al que anda a pie, pasea y está aquí en Pontevedra, están un poco olvidados a nivel de la corporación.

- ¿Qué medidas sugiere?

-Lo que tendrían es que aumentar la participación ciudadana, la participación de las asociaciones de vecinos porque son parte de la ciudadanía y están funcionando con asociaciones de vecinos muy elegidas, a lo mejor hay que abrir más la participación porque también hay gente de derechas allí y habrá que organizarlos y meterlos. Por lo que respecta al modelo de ciudad tengo algunas dudas sobre los lombos, por ejemplo no hay un tránsito directo de la ciudad al Provincial y a Montecelo y hay que hacer ese tránsito sin lombos o con unos muy suaves. Hay que advertir a los conductores para que sepan por dónde ir y también haría lombos con menos peralte, más uniformes, de salida.

- ¿La local es la política más difícil?

-Sin duda, te guste o no la política local supone que haya siempre gente dispuesta a llamarte la atención por un papel que cae al suelo y no es tontería porque ese papel que cae al suelo es importante para la vida de la gente. En el Parlamento del estado discutes leyes, pero en el Concello tratas de la vida de la gente.

- Estamos ahora en un escenario político muy convulso

-Sí ¿y sabe por qué? La política cuando se convierte en una profesión se transforma en la actividad fundamental de una persona, y no debería, claro que es una labor importantísima, pero no deberíamos convertir la política en una profesión con el objetivo de "colocarte".

- Con la medicina y la política su otra gran pasión (o motor) ha sido la amistad.

-Sí, sí que es algo que tuve siempre: me preguntaba antes si se acaba haciendo amigos en la medicina y claro, más amigos en la medicina que en la política, pero en la política también tengo amistad con gente muy diversa, y muy bien, militantes de partidos contrarios, quitando algunos elementos de la extrema derecha que hubo al principio de todo, del resto es gente muy normal, que militan en una ideología que muchas veces no sabes por qué están ahí, podrían estar en cualquier otra.

- ¿Conserva los amigos de infancia?

-Sí, tengo varias pandillas y una de ellas es la de los amigos de pequeño, éramos 10 o 12, todos de Marín, y seguimos llamándonos todos, seguimos siendo amigos y viéndonos. Después está la pandilla del partido y también me llevo bien con todos, tengo mis opiniones que siempre las digo y nunca pasó nada, porque las digo con esa tranquilidad de creer que lo que para mí es bueno lo será para otra gente.

- ¿Hemos perdido esa serenidad al exponer las cosas, la capacidad de valorar la diferencia y de decir nuestra verdad tranquila?

-Eso es, nuestra verdad tranquila, porque nuestra verdad o la expones con tranquilidad o la expones con maldad, y cuando la expones con maldad es mala, si tengo que llevarle la contraria y lo hago creyendo que soy más listo que usted eso no es bueno, no lo es, es parte de la maldad.

- Y con eso hasta aquí hemos llegado.

-Y aquí estamos ahora. Por ejemplo hay cosas que cuando echas la vista atrás ves que hay una cantidad de gente que funcionaba de una forma diferente, en aquellos momentos la derecha y sobre todo la izquierda eran muy distintas, sobre todo la izquierda funcionaba siendo consciente de que hay que saber una serie de cosas, que la formación es importante, y había gente que se formaba en los partidos, que leí cosas a raíz de militar. Todo eso es fundamental: las cosas funcionan bien si la gente no tiene maldad, si tiene maldad las cosas se retuercen, pero si la gente es buena tener una o miles de discrepancias no es importante ¿Por qué? Porque las personas no somos iguales, por suerte no somos iguales.

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