Los incendios del pasado fin de semana han dejado, según cifras provisionales y estimadas, cerca de 5.000 hectáreas quemadas en la comarca de Pontevedra. Son datos facilitados por los alcaldes de los tres municipios afectados: Ponte Caldelas, Caldas de Reis y Cotobade.

La mayor superficie de terreno arrasada por el fuego se registró en Ponte Caldelas, donde su regidor, Andrés Díaz, habla de una cifra consultada con técnicos de unas 2.900 hectáreas, que llegaron a poner en peligro la vida de numerosos vecinos debido a la proximidad del fuego a sus viviendas.

En Caldas de Reis, según el concelleiro do Rural, Manuel González, son cerca de 1.500 hectáreas, la mayoría de monte alto.

El Concello menos afecto fue, tal y como asegura su alcalde, Jorge Cubela, el de Cotobade. En él los incendios del pasado fin de semana dejaron 500 hectáreas quemadas, muchas de ellas pertenecientes a findas y parcelas que se encontraban acondicionadas y limpias.

Ayer ya no quedaba ningún foco activo en la comarca de Pontevedra, según la Consellería de Medio Rural, que este año vivió los fuegos más importantes fuera de la temporada de verano.

"La conclusión de todo esto es que es importante tener los montes ordenados y las parcelas, especialmente las que lindan con las casas, limpias", aseguraba ayer Jorge Cubela.

"El objetivo era salvar las viviendas y se consiguió. No podemos compararnos a otros concellos como As Neves, donde lo perdieron todo", subraya.

En este sentido, considera que "hay que acabar con la demagogia de que todo está perdido". "Hay comunidades de montes que mantienen sus terrenos limpios. Ahora ayuntamientos, diputaciones y administración autonómica debemos ponernos de acuerdo", recalca.

Trabajadores

Además de serios problemas en los suministros de agua y de electricidad, el Concello de Ponte Caldelas acusa graves daños en los negocios y empresas de los vecinos a causa de los fuegos del pasado fin de semana y que dejaron a la población en jaque. Muchos de ellos perdieron la maquinaria con la que trabajan, lo que les ha provocado importantes perjuicios profesionalmente y paralizado su actividad temporalmente.

Son varias las empresas y negocios de pequeños autónomos afectados, aunque también las hay de más proyección. La principal empresa es Nefab. Se trata de una fábrica de tableros de madera, básicamente de eucalipto, que tuvo que dejar de trabajar durante varios días. La empresa cuenta con cerca de medio centenar de trabajadores y pertenece a la multinacional sueca del mismo nombre. Recuperaron ayer parcialmente la actividad, aunque no del todo.

A nivel local, son muchos los trabajadores que tienen que lamentar como sus formas de vida se vieron afectadas. Es el caso de Panadaría de San Antonio. "El fuego les pasó por encima y se tenían que echar agua por la cabeza porque se les quemaba el pelo", se lamenta Andrés Díaz.

La panadería perdió una furgoneta de empresa y un "alpendre" con maquinaria, ya que el fuego llegó hsta la propia pared del edificio del obrador de pan. Sus propietarios fueron evacuados el domingo. Ayer intentaban recuperar su actividad laboral.

También ardieron tractores y vehículos de autónomos de Ponte Caldelas que se dedicaban a la limpieza forestal y desbroce de fincas.

"El sentimiento entre la población es de desolación y cabreo, porque gran parte de lo que ardió es su modo de vida", asegura el regidor municipal.

"Lo que más les enfada es que desde la Xunta se intente silenciar este incendio. Es poco serio; parece hasta una broma", dice visiblemente molesto.

Adelantándose a la declaración de la zona catastrófica, que solicitan a la Xunta, el gobierno local abrirá una cuenta de ayuda a los afectados por los fuegos. Por ello, anima a los vecinos a aportar toda la documentación fotográfica de la que dispongan para que el reparto sea justo y "siempre priorizando más a quien más lo necesita y menos tiene".