Una veintena de testigos comparecieron ayer ante el tribunal popular que juzga el asesinato de Beatriz y Sergio Rodríguez, la pareja de novios que recibieron sendos disparos de escopeta a bocajarro en su coche en julio de 2015 en el monte de A Telleira, en Arbo. Buena parte de ellos ratificaron que la relación que mantuvo una de las víctimas, Beatriz, con su anterior pareja y acusado del doble crimen, Arturo Domínguez, tuvo un carácter tormentoso, especialmente en los últimos tiempos antes de romperse, una separación que ocurrió meses antes del crimen.

Especialmente contundentes fueron los testimonios de los familiares más directos de Beatriz, quienes desvelaron que la mujer les relató haber sido víctima de malos tratos por parte del acusado. Su hermana explicó que precisamente la ruptura definitiva de la pareja se produjo un día en el que Beatriz llegó a su casa pidiendo que la acogiera en ella después de que Arturo, según la fallecida, "le hubiera puesto una rodilla en el pecho y un cuchillo en la garganta". Tras la ruptura, los familiares aseguran que la "obsesión" del acusado por Beatriz aumentó y la hermana de la víctima relató como el acusado acudía "cada día" a su casa para pedir que ella volviese a su lado.

La hermana de Beatriz dijo ser "consciente" de los constantes seguimientos y el control al que Arturo sometía a su hermana. "Se subía a un monte cercano con unos prismáticos para mirar cuando se apagaba el cartel bar y salía", explica. "Luego me llamaba por teléfono para saber si había llegado ya a casa". Una semana antes del crimen, asegura que el acusado incluso se personó portando unas alianzas y pidió a Beatriz que se casara con él. También dijo que era mentira el testimonio del acusado quien declaró que ese último mes de junio antes del crimen, la víctima le había dado esperanzas de que podían retomar la relación: "Ella tenía muy claro que no quería volver con él" y le pedía que la "dejase en paz".

La hermana de la víctima afirmó que Beatriz nunca denunció a Arturo "por miedo", sobre todo por la hija de 9 años que ambos tienen en común. "Le amenazaba con quitarle a la niña" y Beatriz intentaba que la relación "fuese lo más normal con él" por el bien de la menor.

El dueño de un bar en el que trabajaba la víctima confirmó que Beatriz acudía en ocasiones sin cenar "y golpeada" y que eso ocurrió "más de una vez".

Los seguimientos y vigilancias del acusado continuaron cuando Beatriz inició su relación con Sergio. La tía materna de Beatriz explicó como su sobrina estaba preocupada, sobre todo, por lo que Arturo pudiera hacerle a su nueva pareja. Un amigo de Sergio Rodríguez también confirmó que éste le había confesado su preocupación por el hecho de que distintas personas, que sospechaba que eran amigos de Arturo o gente pagada por él, hacía seguimientos a la pareja no solo en Arbo sino también en Portugal. "A él lo veía enamorado, pero claro, con la presión que tenía estaba nervioso", declaró. Con todo, dijo que "Sergio había decidido ir hasta el final" y que era consciente de que Arturo podía hacerle algo, pero "contaba con algún forcejeo, una pelea o algo así, pero nunca que llegase a estos extremos". Este amigo también planteó a Sergio la posibilidad de dejar a Bea, y que él le respondió: "Si yo la dejo ahora, él la mata".

Las amenazas de Arturo con hacer algo irreversible si Beatriz iniciaba una nueva relación amorosa también fueron puestas de manifiesto por diversos testigos. La madre de Beatriz explicó que Arturo llegó a decirle en su propia casa que "si algún día se va con otro yo le doy un tiro". Ella le dijo "Dios mío, no digas eso" y que él le respondió que "es solo una manera de hablar". También la hermana de Beatriz explicó que en un momento dado el acusado dijo que "si la veía con otro les iba a pegarle un tiro a los dos y enterrarlos con la pala", dado que es propietario de una excavadora.

Vigilancias reiteradas

Las vigilancias a las que Arturo sometía a su expareja no solo las reconoció él mismo, sino que ayer dos amigos suyos testificaron que lo acompañaban en estos seguimientos. Uno de ellos detalló que lo hacían "hasta 4 o 5 días" a la semana durante varios meses. También reconoció que Arturo controlaba los estados de Whatsapp tanto de Beatriz, como de Sergio o incluso de otras personas cercanas a ellos para saber si estaban "chateando" entre ellos.

Otro de los amigos de Arturo Domínguez que declaró ayer fue la persona de nacionalidad portuguesa que estuvo con él la noche en la que se produjo el crimen. Afirma que acudió al bar en el que trabajaba Beatriz acompañando al acusado y que luego se dirigiron a Melgaço, en Portugal, en donde tomaron algo juntos. "Después no sé que hizo", afirmó. El fiscal recordó en todo momento que desde la frontera portuguesa al lugar del crimen hay apenas 15 minutos y que la muerte de Beatriz y Sergio se puede situar entre las doce y media de la noche y las cuatro de la madrugada. El juicio continuará hoy con la declaración de los investigadores de la Guardia Civil.