Rubén Mariani es un hombre de circo. Su padre gestionaba el de Portugal, famoso por el "Hombre Bala". Pero cuando el anterior se retiró, llegaron las dudas. ¿Qué había que hacer? ¿Retirar el espectáculo? ¿Contratar otro? Mariani lo tuvo claro: él mismo se ofreció como candidato.

Así, hablaron con una empresa de Portugal que les diseñó el cañón a medida. Y en 2010 entró en él por primera vez. Comenzó con pequeños saltos de 5 metros. Ahora, los hace hasta de 35, antes de caer en la red que le espera en la otra punta de la carpa.

Ya son años de experiencia, pero Mariani reconoce que todavía siente "miedo" cada vez que le toca actuar. "Es importante sentirlo. Sino, le pierdes el respeto. Y eso es lo peor que te puede pasar", añade.

El sistema hidráulico le propulsa a una velocidad de 200 kilómetros por hora. "Es como tener un accidente de coche", explica alguien que solo ha sufrido una lesión en todo este tiempo. Se rompió el pie. Pero decidió volver. Y le gustaría que su hijo, de dos años, le relevase en el futuro. Gente de circo.