La falta de lluvias, con menos de cuarenta litros por metro cuadrado desde agosto pasado, y las altas temperaturas de estos días continúan haciendo estragos en las reservas de agua. Desde este fin de semana el embalse del Pontillón ha tenido que ser reabierto para abastecer a la población ante la drástica caída del caudal del Lérez, de un 30% en apenas tres días, y que sitúan su situación actual en menos de dos metros cúbicos por segundo, la cifra más baja del año.

Este bajo caudal hace que la estación de bombeo funcione con dificultades, por lo que el Concello ha decidido reabrir el uso del embalse, que permanecía cerrado, como reserva de agua, desde hace seis meses.

De este modo, el consumo de Pontevedra, Marín, Poio, Sanxenxo y el polígono de A Reigosa (Ponte Caldelas) se realiza desde dos "fuentes": el río Lérez, que aporta el 60% del total, y el Pontillón, de que sale el 40% de todo el abastecimiento, si bien ese porcentaje podría aumentar si persiste la sequía.

Por el momento, el concejal de Aguas, Raimundo González Carballo, garantiza el suministro a la población, pero no descarta futuras medidas si no regresan las precipitaciones.