El puerto de Marín estrenó ayer su oferta como destino de cruceros turísticos recibiendo al "Bremen" un buque de la naviera alemana Hapag-Lloyd Cruises y que destaca por su exclusividad, dado que se trata de una embarcación de lujo en el que el número de pasajeros es reducido, de 155 personas.
La nave llegaba procedente del puerto de Celeiro (Viveiro) en el que ayer hizo escala y al atracar el Marín cumplía así una de las viejas aspiraciones de la Autoridad Portuaria que es comenzar a introducirse como escala de los cruceros turísticos, tanto de los grandes buques como este de carácter más lujoso y exclusivo. Se trata además de un crucero expedicionario, por lo que es también diferente a las rutas regulares que suelen realizar otros grandes buques.
Tras arribar a la dársena marinense a primera hora de la mañana, el crucero permaneció atracado en el Muelle Comercial, una infraestructura para la que el Puerto de Marín tiene ya un proyecto de ampliación y que desde la Autoridad Portuaria consideran que podría ser una buena opción de futuro para poder acoger nuevas visitas de cruceros, algo enlo que el presidente de la entidad, José Benito Suárez Costa, aseguró el pasado mes de agosto, ya se está trabajando desde hace tiempo. La visita de ayer sería tan solo un pequeño primer paso para intentar convertir a Marín en una escala regular de cruceros turísticos.
A la oferta de servicios del Puerto, técnicos y logísticos, se debe sumar la turística, que tampoco falla. El auge que está viviendo el casco histórico de Pontevedra como lugar de visita se deja notar en la propia planificación del crucero que destacaba la belleza del casco antiguo de la ciudad del Lérez y especialmente de la plaza de A Ferrería, así como la fuente de la Peregrina como parada de refresco de los peregrinos en ruta a Santiago. Destacaba también la posibilidad de realizar una pequeña caminata por el segundo camino jacobeo más transitado a Pontevedra mientras se visita la zona monumental de la ciudad.
Así las cosas, la touroperadora "Intercruises", que fue la encargada de diseñar el programa de ocio para los cruceristas en su parada en Marín, dispuso de un autobús "lanzadera" desde primera hora de la mañana y hasta la una de la tarde que con una frecuencia de 60 minutos unía el crucero en el puerto de Marín con el centro de Pontevedra, para aquellos pasajeros del Bremen que optasen por descubrir los secretos que esconde el casco viejo pontevedrés.
No era la única oferta que la touroperadora ponía a disposición de los cruceristas. Santiago sigue teniendo un importante tirón y otro grupo se desplazó en dos autobuses a Compostela para descubrir la ciudad milenaria.
Otra posibilidad de excursión era partir en un autobús para conocer el sur de la provincia de Pontevedra, con visitas a Baiona, Santa Tegra y Tui.Por último, otro autobñús recorría otros puntos de interés de las Rías Baixas.
Según explican desde "Intercruises", tras el regreso a las 14 horas al buque para comer, los 155 cruceristas desembarcaron por la tarde para participar en una de las citas más significativas de la jornada. Según el programa del viaje, la temática de este crucero era musical, ofreciendo dos conciertos exclusivos durante todo el trayecto en lugares singulares. El primero de ellos tuvo lugaren su escala en Portsmouth (Inglaterra) y el segundo estaba previsto aquí, en Pontevedra. "Intercruises" planificó una magnífica velada en el emblemático Pazo de Rubiáns en Vilagarcía, en donde se sirvió un cóctel y disfrutaron de un concierto, al tiempo que pudieron admirar los afamados e históricos jardines del conocido pazo, con especies botánicas de gran valor y belleza.
Partida hacia Portugal
Finalizado este acto, los cruceristas regresaron al barco para la cena, mientras el buque levaba anclas ya por la noche y ponía rumbo a Viana do Castelo, penúltima parada antes de su destino final en Lisboa. Esta singladura del "MS Bremen" se trataba de un crucero de circunnavegación de la Europa occidental que partía de Hamburgo, en Alemania; y continuaba por Portsmouth (Reino Unido), Honfleur y Saint Malo (Francia), Celeiro, Marín, Viana do Castelo y finalmente Portugal.
El buque está catalogado con 4 estrellas y el precio de los camarotes ofrecía la posibilidad de realizar reservas desde 3.400 a los 7.000 euros por estos diez días. Cuenta con un total de 80 suites, 111 metros de eslora y 17 de manga lo que le permite la arriba a puertos más pequeños que otros buques de pasaje de mayor tamaño.
Dado que se trata de un buque expedicionario, sus cruceros son diferentes a los de otras líneas regulares. De hecho, el "Bremen" continúa ahora su viaje hacia el sur y una vez finalizado este periplo hacia Lisboa oferta nuevos cruceros que le llevarán hasta la Antártida o las costa chilena de los Andes, o el Amazonas, entre otros, para luego regresar hacia Europa.
Hasta ahora, el puerto de Marín apenas había sido escala o destino de buques de pasaje. A lo sumo, recibió algún velero pero no del tamaño de este primer crucero que, con todo, tiene un número de cruceristas reducido comparado a los grandes buques de las líneas regulares. Desde que se conoció la noticia, no obstante, los empresarios de la comarca han reivindicado la necesidad de seguir trabajando en la línea de convertir al puerto de Marín en escala de otros buques turísticos. El pasado agosto, el propio Benito Suárez Costa insistía en que la Autoridad Portuaria lleva años intentando la forma de captar este tipo de tráficos y señalaba que hay ya "más navieras que se han interesado por Marín" por tratarse de un punto estratégicamente ubicado tanto para el turismo de playa, como el cultural o urbano.
Más promoción
Desde Aempe, José María Corujo, valoraba esta primera visita del "Bremen" como "una noticia positiva" pero señalaba que "lo realmente importante sería captar líneas regulares de cruceros que hagan escala en Marín", por lo que pide más promoción de la villa portuaria y de la propia ciudad del Lérez entre los operadores de cruceros. Hasta ahora, la mayor parte de los buques de este tipo que recalaban en la provincia de Pontevedra lo hacían en Vigo. Corujo recordaba que "en un crucero viene un turista de un nivel económico alto" que a pesar de una corta estancia en la ciudad realiza siempre un importante gasto en comercio y hosteleria.
