El presidente del Colegio de Arquitectos de Pontevedra, Manuel Abelleira, celebra el posible uso público por parte de la ciudadanía del convento de Santa Clara y su jardín, propuesto por el Concello tras el inesperado cierre de las instalaciones el pasado lunes por parte de la congregación religiosa que la ocupabada desde hace más de 700 años. Ante una posible reconversión o adaptación de este recinto histórico, propone que se convoque un concurso de ideas.

"El jardín, o huerto, está pegado a la Plaza de Barcelos, por lo que se podría generar cierta continuidad del espacio público", recalca.

"Otra cuestión diferente es el edificio histórico, ya que habría que estudiar su mantenimiento y velar por su integridad", añade.

"Como pontevedrés reconozco que es una pena que la congregación haya tenido que abandonar el convento, pero desde otro punto de vista hay que valorarlo como un pulmón verde para la ciudad", considera el arquitecto. En este sentido, destaca que es una zona importante que se recuperaría para la ciudadanía y que la cuestión ahora es hablar con la Iglesia.

"Nos encantaría que el proyecto se convocase por un concurso de ideas público. Si los compra la administración local, la provincial o incluso la Xunta, un concurso de ideas podría estar bien para analizar los usos que se le podría dar a estos espacios, tanto a los edificios como a la zona verde", propone.

Manuel Abelleira recuerda que desde Patrimonio ya se ha subrayado en múltiples ocasiones que el propio muro que evita el paso al huerto de las clarisas está protegido. "La única opción sería hacerlo permeable, haciendo algún pase o buscando la forma de acceso", afirma. En esta línea pone como ejemplo el parque de San Domingos de Bonaval, en Santiago de Compostela: "El muro de cierre tiene distintos accesos y la gente puede entrar y disfrutar de ese espacio".

"El caso de Pontevedra podría ser similar, ya que es un aprovechamiento en medio de la ciudad de una zona verde de varias hectáreas que, como bien decía el alcalde, vendría muy bien, ya que no abundan en el centro", afirma.

En cualquier caso, cualquier proyecto deberá contar con el beneplácito de la Dirección Xeral de Patrimonio.

"No sé si se descarta o no que vuelva otra congregación a la ciudad, pero si se abre la oportunidad de que esta sea una finca de disfrute por parte de los ciudadanos sería estupendo", resume.

Respecto a la comparación que el alcalde hizo con la incorporación de la Alameda por el arquitecto Sesmeros a la ciudad, Abelleira reconoce que se trata de una situación similar, "aunque el caso de la Alameda tuvo más entidad".

"Es una oportunidad y es muy apropiada la propuesta del alcalde", puntualiza.

En cuanto al interés arquitectónico del convento, el presidente del Colegio de Arquitectos de Pontevedra señala que las zonas de residencia de las religiosas, así como las de almacenaje, "son más modestas" que la iglesia conventual, pero también "tienen su interés", indica.

"Habría que estudiarlo todo con minuciosidad, porque muy poca gente sabe exactamente el estado de este conjunto, ya que el acceso ha sido limitado", recuerda.

"Hoy día, afortunadamente, hay formas de conservar y rehabilitar, pero es necesario un análisis de los edificios", concluye.

El convento cerró sus puertas el pasado lunes por completa sorpresa de la ciudadanía, aunque las monjas que residían en él, solo tres, eran conocedoras de que tarde o temprano tendrían que abandonarlo. La noticia sorprendió especialmente a los devotos que frecuentaban la iglesia conventual y ayudaban a las religiosas de clausura, que manifestaron su pesar por no tener tiempo de despedirse de ellas. Las clarisas de Pontevedra dependían ya de la abadesa de Santiago de Compostela.