La lluvia no pudo con la Danza de Espadas que, en el momento de la salida de la procesión de San Miguel, cayó indolente con lo que, la imagen del Custodio hubo de conformarse con presenciar, junto con varios cientos de personas bajo paraguas, las evoluciones de los danzantes frente al Nuevo Templo. El agua no les asustó y cumplieron, un año más, el rito festivo-folclórico de tan singular día para los marinenses que honraron al patrón de los Mareantes emulando a los antiguos marineros que danzaron con respeto y sentimiento desde hace varios siglos.

La jornada se inició en el Concello con presencia de la directora xeral de Turismo, Nava Castro, y diversas representaciones de autoridades civiles y militares que, junto a un numeroso público que atestaba el salón de plenos, escuchó los discursos del presidente del Padroado, Lois González, y la alcaldesa, María Ramallo, quienes exaltaron la fiesta y recordaron su historia desde distintos ángulos.

En el transcurso del acto se procedió a la imposición de medallas a los nuevos cofrades y espadas de plata a quienes llevan años participando, pero lo más emotivo fue el homenaje a los viejos danzantes y mayordomas, muchos de los cuales representados por familiares que recibieron sendos diplomas en agradecimiento del Padreado a sus respectivas trayectorias. El grupo "Picuíña" puso la música antes del comienzo del acto que fue cerrado por "Beiramar" con la interpretación del himno gallego.

Tras el acto en el consistorio, los asistentes acompañados de las Danzas de Espadas, se trasladaron en comitiva al Nuevo Templo donde se ofició la misa de San Miguel previa a la procesión que, a causa de la lluvia, tuvo que quedar suspendida.