Como la práctica totalidad de las especies invasoras, la hierba de la Pampa, o plumacho argentino, ha llegado a Galicia para quedarse. Aunque lleva décadas instalada en el territorio, en donde empezó a plantarse como especie ornamental en los jardines, en los últimos tiempos su presencia se ha hecho mucho más evidente. Tanto que ya ha colonizado espacios naturales que antes le estaban vedados, incluidos montes como el de Lobeira, y zonas protegidas, como las dunas de A Lanzada.

La hierba de la Pampa empezó a plantarse en Galicia en los jardines particulares, aunque se extendió sobre todo a través de las carreteras. Su extraordinaria dureza -la Pampa es uno de los ecosistemas más exigentes del mundo para la vegetación- propició que la escogiesen para adornar las medianeras y los taludes de autopistas y autovías, ya que las tierras allí son pobres y no hay que que molestarse en regarlas.

Pero con el paso de las décadas, el plumacho argentino se ha convertido en una plaga, capaz de desplazar de sus hábitats naturales a las plantas autóctonas, y en consecuencias a los insectos y demás animales vinculados a ellos. En O Salnés, hay presencia de la hierba de la Pampa en lugares tan frágiles como el espacio intermareal Umia-O Grove o el monte Lobeira.

La presidenta del Colectivo Ecoloxista do Salnés (CES), Marta Lois, sostiene que han encontrado ejemplares de plumacho en las dunas de A Lanzada, la zona de antiguas canteras de la subida a A Siradella, en ambos casos en O Grove, varios tramos de la ribera del río Umia, y las dunas de las playas de Major y Baltar, en Sanxenxo, por citar solo algunos ejemplos.