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Una vida con el bandoneón a cuestas

El pontevedrés Artigas Anelo es uno de los pocos músicos en España que toca este instrumento en peligro de extinción

Artigas Anelo toca un bandoneón de finales de los años 20 en el conservatorio de Pontevedra. // S. Álvarez

Se cuentan con los dedos de las manos en España, "porque hace años había unos diez, pero ahora ya no sé cuántos quedamos". Son los bandoneonistas, músicos que dominan un instrumento bastante desconocido aquí pero muy ligado a cultura popular de Uruguay y Argentina. Artigas Anelo (Montevideo, 1942) es uno de ellos. Lleva viviendo en Pontevedra media vida, desde el año 1979. "Yo me crié con la música; para mí es casi lo más importante de mi vida", asegura.

A finales de los setenta Artigas Anelo, su esposa y sus dos hijos llegaban a Pontevedra a través de Acnur. Lo hacían como refugiados políticos debido a la persecución que el músico había sufrido en su país de origen, Uruguay, durante la dictadura militar de corte fascista que había terminado con una de las democracias más estables del continente americano.

"Emigrar es malo, pero cuando te obligan a irte, es peor", reconoce ahora, casi cuarenta años después el músico. "Yo siempre fui de izquierdas, y lo sigo siendo. Mi padre era un obrero, pero vivíamos muy bien. Me tuve que ir porque por mi ideología me echaron del trabajo, yo trabajaba en una oficina del Estado. Me llamaban por teléfono y me decían que me iban a matar. Aquí empecé de nuevo", asegura.

Con él se vinieron sus bandoneones. Tiene cuatro. Aquí es un instrumento poco conocido y fácilmente confundido con el acordeón, casi una ofensa para quienes lo tocan, muy pocos en España.

Comenzó a tocarlo cuando solo tenía ocho años. "Cuando yo era niño ibas al bar de la esquina y escuchabas música, tango. Entre mi tío y mi padre me compraron mi primer bandoneón. Entonces empecé a estudiar con un maestro, ya que por aquel entonces no había escuelas oficiales de música. A los 16 años ya tocaba con una orquesta. Pasé por casi todas las de Montevideo. Y también toqué con la Sinfónica de Uruguay", recuerda.

Su llegada a Galicia no minimizó su pasión por este instrumento. Es más, en Pontevedra formó el cuarteto Tangata.

"Un buen bandoneón es aquel que fue fabricado antes de la guerra", dice el uruguayo, que añade que los que salieron posteriormente "no valen nada". "Todo el mundo busca estos, que ya tienen más de 80 años". Los cuatro que él tiene son todos de similar antigüedad.

"Cuando yo empecé a estudiar música para tocar el bandoneón, había 200 más alumnos en mi barrio. El bandoneón era entonces como aquí la gaita. Por desgracia, después ya empezaron a ponerse otras músicas de moda y la popular fue perdiendo peso", se lamenta.

Y es que Artigas Anelo valora la música cuando conserva la melodía. "Cuando esta desaparece, solo queda ruido", critica.

El bandoneón es un instrumento de viento a fuelle. Pariente de la concertina, fue diseñado inicialmente en Alemania. Se dice que era usado como órgano portátil para ejecutar música religiosa, de ahí su sonido sacro y algo melancólico. Es su principal diferencia con el acordeón, que, apunta Anelo, "tiene un sonido más estridente".

Al llegar al Río de la Plata de la mano de emigrantes y marineros, fue adoptado por los músicos populares, de ahí que comenzase a utilizarse como instrumento en el tango. Se le define como un aerófono portátil con botones, accionado a fuelle, con ejecución de ambas manos a la vez. En el lado derecho están los cantos afinados y en el izquierdo, los graves.

Actualmente, el bandoneón como instrumento está en peligro de extinción ya que con el cierre de las fábricas alemanas de más repercusión hace décadas, los que siguen en uso se han ido deteriorando o han sido mal reparados.

Tocar hasta el final

Artigas Anelo no se imagina su vida sin la música y sin su bandoneón. "Yo me crié con la música; para mí es casi lo más importante de mi vida", dice.

Con sus 75 años, no tiene reparos en utilizar el humor negro y asevera: "A esta edad está muy bien tocar el bandoneón. Es lo que me queda por hacer antes de morir".

Por lo de pronto, por delante todavía tiene una serie de conciertos que ofrecerá con el cuarteto Tangata, que acaba de grabar su tercer disco.

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