La Feira Franca 2017 cumplió ayer su XVIII edición. Un evento que nació para exprimir las posibilidades de una Pontevedra peatonal, explicó ayer Fernández Lores, y que ha ido creciendo año tras año hasta límites insospechados.

No en vano, la Feira Franca adquirió en 2013 el reconocimiento del Consello de la Xunta como Fiesta de Interés Turístico de Galicia. Este hecho le valió convertirse en un atractivo cultural de especial relevancia en la comunidad, con acceso a líneas de promoción y financiación a través de la Xunta de Galicia.

A la presencia de pontevedreses acostumbrados a adaptarse al viaje a la Edad Media, se añadía ayer la de un buen número de visitantes de diferentes partes de Galicia y de fuera de ella. La presidenta de la Diputación, Carmela Silva, que junto al alcalde de la ciudad, concelleiros y algún diputado se vistieron de acuerdo al signo de los tiempos, el siglo XV, destacaba el efecto del auge turístico, del que ofrecerá datos en los próximos días.

Tras la declaración a nivel gallego, el siguiente reconocimiento sería el de fiesta de interés nacional, algo que barajó el Concello en su momento. "Es la madre de todas las fiestas", resumía Lores ayer para referirse a la Feira Franca.