"Está yendo todo de maravilla, la gente estaba asustada porque decían que iba a llover pero ya ve el buen día". Los integrantes de la comisión de fiestas de Noalla celebraban así el éxito de la romería de A Lanzada, que ayer llegó a su "día grande" en el que cientos de fieles y fiesteros visitaron la ermita situada en una península sobre el mar.

Los restos de la antigua torre defensiva dieron la bienvenida a los romeros. Éstos hicieron largas colas en distintos momentos de la mañana para acceder al interior del templo del siglo XII, una capilla románica donde de nuevo cumplieron distintos retos asociados a la Virxe da Lanzada.

Pasar por debajo del altar, barrer el interior del templo y entregar una limosna son algunas de las tradiciones que renovaron los devotos con la idea de espantar el "meigallo" y lograr la protección de la santa. Menos seguidores tiene el rito más vinculado a A Lanzada, el baño de las 9 olas que según la costumbre debían tomar las mujeres que quisiesen quedarse embarazadas.

Los vecinos constatan que hoy apenas se sigue esa tradición, al menos coincidiendo con la romería, de modo que los que bajan las escaleras desde el santuario hasta el mar lo hacen para hacerse selfies sobre las rocas con el impresionante paisaje de A Lanzada como fondo; nada que ver con la fertilidad.

Atracciones infantiles, hinchables, tómbolas, puestos de alimentación y de venta de regalos contribuyeron a ambientar la fiesta, en la que el oficio religioso solemne y la posterior procesión fueron los actos centrales.

El párroco, José Manuel Taibo, animó a seguir el ejemplo generoso de la Virgen "y entregarse día a día a todos los que nos aman y en general a todos los demás". También mencionó especialmente a "los que están disfrutando de sus vacaciones, que el año sea lo más llevadero posible lejos del paraíso, que es aquí".

El oficio tuvo lugar en el palco y se despidió con el himno de A Lanzada interpretado por el coro parroquial. Momentos después los fieles trasladaron a la Virgen de nuevo a su ermita y la santa fue honrada con los bailes de los Danzantes de Cobas.

Con sus vistosos sombreros de cintas, sus arcos y castañuelas, los danzantes saludaron con sus bailes la entrada de la santa en el templo.

Finalizados los oficios religiosos, los fieles cumplieron la última recomendación del párroco, que los animo a disfrutar de la romería y a "ponerse guapos y que se note que estamos de fiesta" . Así, aunque menos que en anteriores ediciones fueron cientos las familias y grupos de amigos que continuaron la celebración degustando parrilladas y pulpo en las inmediaciones de la ermita y disfrutando por unas horas del paraíso elegido por la Virxe da Lanzada.