La Festa do Mar comienza hoy y David Civera es el encargado de abrir las actuaciones musicales, con un concierto a las 23 horas en la Praza da Chousa.
-En octubre del año pasado sacó su décimo segundo disco, pero imagino que hasta esta gira no ha podido comprobar en directo la respuesta de la gente. ¿Cómo está funcionando?
-Creo que la respuesta está siendo muy positiva. Es un disco aniversario, muy diferente a nivel de producción. Siempre tienes esas dudas, pero ha salido un trabajo perfecto para remodernizar un poco las canciones que forman parte de la vida de todo el mundo.
-Definen a "David Civera 15 aniversario" como un disco muy intergeneracional.
-Tengo la suerte de tener muchos éxitos gracias a un público fiel y muy variado. Hay papás de familia, abuelas o generaciones más jóvenes que han crecido conmigo. Y con este sonido más actual, los que no me conocían, ahora me pueden ir conociendo. Es un disco que unifica toda una carrera y un punto de inflexión.
-Es que su single "No soy canalla" suena muy diferente a lo que David Civera nos tenía acostumbrados.
-Es evidente que yo nací en una época de música más latina y ahora en la radiofórmula está sonando otra cosa. Quería hacer un disco con canciones que no pasen de moda. Es importante que la gente pueda recurrir a él cuando quiera. Le he quitado esos modismos que te marcan en los momentos de máxima repercusión y he hecho que las canciones tengan un formato más imperecedero y elegante. La esencia del disco es el directo. Y en concierto crece mucho.
-Entonces, ¿será un concierto menos bailable?
-Para nada. Sigue siendo bailable. "Bye bye" pasa de swing a rock and rock, que se baila. "Dile que la quiero" sigue siendo un pop bailable. "Rosa de espinas" es una de las producciones que más me gusta porque tiene un sonido muy especial pero al mismo tiempo tiene ritmo. "Perdóname" era un tango y ahora es más cañero. Es decir, no se pierde la frescura. No son tan identificativas, pero al conocerlas la gente se sorprende del nuevo sonido y entra enseguida a disfrutar.
-¿Cree que volver a entrar en ese circuito de la radio fórmula no depende tanto de la calidad musical como del hecho de saber ponerse de nuevo de moda?
-No sé. La clave es estar contento con lo que uno hace. Creo que he marcado una generación, pero lo más importante es saber evolucionar y que el público te acompañe, que es lo que he hecho. Las modas son pasajeras y hay que adaptarse. Vienen nuevos ritmos y hay que reinventarse sin perder la esencia.
-Entonces, le ha tocado reinventarse para entrar más en lo que el público demanda ahora y en lo que más se vende.
-Más que pensar en ventas, que obviamente son importantes, me preocupa más que el público vea que hay una evolución. Quiero ofrecer un show diferente, que sorprenda. No me preocupa tanto la tendencia. No estoy tan ligado a modas como antes y creo que la experiencia que me han dado los escenarios hace que sepa qué es lo que quería mi público. El sonido parece actual, que es lo importante.
-Hablando de actualidad, parece que el reggaeton está ganando mucho terreno. Hay artistas como usted que ya han hecho colaboraciones. ¿Se lo plantea en un futuro?
-Yo nunca me cierro a nada y menos a investigar en sonidos, pero fusionando. Siempre se puede apostar por introducir elementos españoles con esa base que está teniendo mucho éxito. A mí me parece espectacular lo que ha hecho Luis Fonsi, que es un artista con una capacidad vocal brutal que ha sabido reinventarse con una canción muy fresca, divertida y elegante, que marca la diferencia entre un reggaeton en sí con otro más fusionado, como el que también hacen Ricky Martin o Enrique Iglesias.
-Usted quedó sexto en Eurovisión en 2001. Pero a día de hoy, parece que acudir al festival hace que los artistas españoles sean infravalorados.
-Eurovisión fue, es y seguirá siendo un referente. Es un espectáculo de producción impresionante que representa la música europea. En la línea de lo anterior, creo que España debería ir fusionando un estilo que mezcle la esencia de la música de aquí con lo actual. Por eso me ofrecí para volver. No tengo ningún miedo. Sabría dar con la fórmula y estoy trabajando en un tema que tengo muy avanzado en caso de que me pidiesen ofrecerla. Eurovisión es una exposición brutal y el hecho de que vayas a exponer el referente musical de tu país siempre que tiene que ser positivo. Lo que pasa es que hay que hacer las cosas viendo qué espera el resto de Europa de España. En aquel momento "Dile que la quiero" fue algo muy español y ahora hay que ofrecer nuestra esencia rítmica y bailable. Yo estaría encantado de volver. No hay que tachar a Eurovisión de algo negativo.
-Hoy vuelve a las Rías Baixas, un destino imprescindible en los últimos años.
-Galicia es una tierra que amo y soy correspondido. Me enorgullezco de trabajar mucho ahí, porque el público gallego es fiel a sus principios, defensor de sus tradiciones y con unos valores que para mí son un referente en mi educación y en la que intento proyectar a mis hijos. Me siento querido y muy cercano en conexión. Debo de tener algún antepasado gallego, porque conectamos muy bien. Es un público fiel y que abre las puertas. Van pasando los años y sigo estando ahí. Lo digo con todo el respeto y admiración: la gente respira humanidad y sencillez y yo me siento muy cómodo.
-Le toca actuar en un marco incomparable como Combarro.
-Conozco la zona. Actué ahí hace algunos años. La oportunidad de volver a Poio con mi banda y con mi show de casi dos horas es fantástica. Es de agradecer que se cuente conmigo en ese formato y creo que la gente va a quedar muy satisfecha hoy. Está clarísimo que además Combarro es un marco incomparable. Es un sitio hermoso, de gente hermosa. No deberíamos tener talón trasero en el escenario, sino que debería tener el propio paisaje como telón, porque es un privilegio. Es curioso porque las cuatro provincias, pese a que tienen la misma esencia, son muy diferentes.
