Cerca de 15 años lleva la pontevedresa Paula Ojea dedicándose a ayudar a los demás de modo altruista. Lo hace a través de A.Lu.Pa, una iniciativa que, por el momento, "y quedándome corta, seguramente", ha ayudado a más de un centenar de familias.

"Se recoge ropa de niños hasta los 16 años. También se ayuda a familias necesitadas". Con estas dos frases simples y directas Paula Ojea anuncia con carteles la actividad de A.Lu.Pa. Están pegados en diferentes comercios de la comarca, especialmente en aquellos en los que su público está, en mayor medida, compuesto por familias. Ellas son el blanco, tanto para donar desinteresadamente, como para recibir aquello que otros ya no utilizan. Todo sin ninguna remuneración a cambio. Todo por el simple hecho de echar una mano en una sociedad que, se lamenta, "sigue siendo muy desconfiada".

"Comencé hace 15 años ayudando a una familia que lo estaba pasando muy mal y que tenía cinco hijos. La experiencia para ellos y para mí fue tan buena que decidí seguir adelante. Empecé recogiendo ropa de niños en mi garaje y ahora tengo un bajo en Adina, Portonovo", explica.

Con ella se han puesto en contacto decenas de familias, tantas que ya ha perdido la cuenta. "Podría decirte que más de cien, pero me quedaría corta, seguramente", reconoce.

El boca a boca es el que mejor funciona en estos casos, ya que unas familias se comunican con otras, tanto para recibir ayuda como para donarla. Así, en el bajo de Portonovo, Paula Ojea cuenta con mucha ropa infantil para entregar a quien más lo necesite, así como otros artículos. "Tú me pides ayuda a la mañana y yo a la tarde ya te la he conseguido", asegura.

Mucha de la gente que se pone en contacto con ella lo hace para entregar artículos de bebé que ya no utiliza, como sillas, cunas o carritos. Son, quizás, los más solicitados por otras familias que pasan por serias dificultades.

Con el paso de los años, la iniciativa se ha adaptado a los nuevos tiempos, de modo que también se encuentra activa en internet a través de la red social Facebook. En ella, todos los participantes pueden escribir en el muro para ofrecer o solicitar diferentes artículos. "Siempre -destaca Paula Ojea- sin dinero de por medio".

"Yo tengo tres hijos, estoy esperando el cuarto. Procuro llevarlos conmigo cuando tengo que hacer alguna entrega, porque me gusta que vean la realidad, que se impliquen en este tipo de iniciativas", asegura. En su local cuenta con la colaboración de Visi Vidal, una mujer a la que también ayudó cuando pasaba por un mal momento.

La vergüenza y la desconfianza son dos constantes en este ámbito. "Muchas personas nos escriben por privado y muchas otras todavía desconfían. Al final acabas sabiendo filtrar y conociendo quién de verdad necesita la ayuda y quién no", afirma.

Después de este largo recorrido, Paula Ojea puede decir que cuando comenzó la crisis notó un importante incremento en la petición de ayuda. "Durante los años más fuertes de la crisis recibíamos peticiones de gente de toda la provincia. Nosotros les enviamos todo sin coste alguno", indica.

También la ayuda les llega ahora desde distintos puntos de la comunidad autónoma.

"Cuando ves que hay tanta gente necesitada, más te reafirmas en seguir con esto que haces de todo corazón", sentencia.