Tras los dos primeros años de gobierno del bipartito en la Diputación, César Mosquera se lamentó ayer que los problemas con la oposición comenzaran "a los 15 días", con una bronca "morrocotuda" en el primer pleno.

"Nuestra idea, de entrada, era que el gobierno fuese en cierto modo consensuado con todos los grupos con representación", reconoció.

Asimismo, indicó que la interlocución con el PP "fue francamente difícil" con el cambio de portavoces del partido a nivel provincial.

"No fue una situación buscada por nosotros. Si pudiéramos cambiar esta situación, estaríamos encantados porque esa era la hoja de ruta que teníamos", explica.

"Afortunadamente, en el BNG tenemos la casa en orden. Ya pagamos por los errores cometidos y podemos ser optimistas", opina.