Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alaska: "La nuestra es una frivolidad preinternet y prerredes sociales, cargada de contenido"

La polifacética artista actúa junto a la otra mitad de Fangoria, Nacho Canut, a las 22:30 en la plaza de España

Alaska durante su actuación en Pontevedra, en 2011. // Rafa Vázquez

Icono de la movida, frívola con inquietudes metafísicas, actriz que orinó cerveza, mujer que canta al amor con figuras geométricas, que escucha "campanas en el corazón" y, sin embargo, profesa orgullosa cierto gusto por la oscuridad. El perfil de Alaska, que esta noche (22:30) actúa con Fangoria en la plaza de España, está lleno de curvas, mientras ella, confiesa a menudo, vive en una dieta permanente. Pero su personalidad, y la de su inseparable Nacho Canut, no adelgaza con los años.

-Hace unos años estuvieron aquí y el tiempo no acompañó, ¿lo recuerda?

-Perfectamente, porque recuerdo muy bien la visión de la plaza con todos los paraguas y la gente aguantando. Como el escenario era cubierto se pudo continuar algo el concierto. Hoy (por ayer) estoy viendo un día maravilloso, pero dicen que para mañana puede haber lluvia. Bueno, ya veremos.

-"Un cuadrado, una esfera, un triángulo ideal, geometría polisentimental". Es la letra de una de las canciones de su último disco. Tienen universo muy particular que, sin embargo, es de consumo masivo ¿Cómo lo logran?

-Es imposible decírtelo. Yo misma, cuando hicimos este disco y teníamos esta canción, que musicalmente es muy radiable, pensaba: «¿y con esta letra?» Yo lo pensaba y decía: « no ». Pero ha sido lo que se puede considerar un éxito comercial masivo. Así que no lo sé, a lo mejor es una cuestión de que no todo es tan cerrado como nos creemos y si tú le das la oportunidad a otro tipo de letras, otro tipo de músicas, de estéticas? A que suenen, a que salgan en los medios y la gente las conozca, quizá es que el mundo no es tan concreto y cerrado como nos pensamos. No lo sé, igual hay que darle una oportunidad a las cosas.

-Le he leído lamentar algún achaque, como una hernia discal que le amargó parte de una gira, o que con los años parece que le cuesta más organizar su agenda, pero ¿qué ha ganado con el tiempo?

-Eso que todo el mundo te dice cuando eres pequeño y no entiendes. Yo no puedo hablar de energía porque la sigo teniendo, pero eso que se gana con la edad y no tienes con 15 o 20 años, que es cuando nosotros empezamos en la música. Yo he ganado seguridad en mí misma, algo que no tuve hasta llegar más o menos a los 30 años.

-A pesar de la apariencia que pueda transmitir el hecho de que haya cantado que se pasa el día bailando o que haya un programa de televisión que retransmite su vida, dice que valora mucho la tranquilidad para componer ¿Es así?

-Sí, nunca hemos sido de ese tipo de artistas que cuentan que para estar bien a nivel creativo tienen que estar mal a nivel emocional y pasando por una etapa horrible de su vida o que los tienen que dejar. A ver, Nacho y yo hemos pasado por etapas muy malas y nos han dejado y no por eso hemos sentido que estuviéramos más centrados o brillantes a la hora de hacer un disco o para componer. Para nosotros es mucho más importante tener tranquilidad y estabilidad, entonces trabajamos más a gusto. Creo que es cuestión de que cada uno tiene una forma de trabajar con la que se siente cómodo.

-Se le une a la frivolidad y usted la abraza, pero sus respuestas no parecen puramente superficiales ¿Hay distintas frivolidades?

-Yo creo que hay un cierto sentido de la frivolidad que es propio del siglo XX y que probablemente el del XXI es distinto. Oscar Wilde nos enseñó que dentro de un frívolo tiene que haber cierto grado de inteligencia y conjeturas. Nuestra escuela, además de otras, es la de los grandes frívolos: de Oscar Wilde a Dalí pasando por Warhol. Son las personas que nos han gustado. A otro le puede gustar más Bécquer, a nosotros nos ha gustado determinado tipo de artistas que son probablemente los que ha definido para el mundo de hoy en día lo que es la frivolidad. Es una frivolidad preinternet, preselfies, preredes sociales. No es lo mismo, probablemente. Las Kardashian no son Dalí. Es otra historia completamente distinta y nosotros venimos de aquello que estaba cargado de contenido pero siempre con un cierto humor negro, un reírse de todo y de uno mismo a la hora de vivir.

Compartir el artículo

stats