José Luis Pontes todavía guarda en la memoria los incendios del año pasado, que por primera vez en 45 años alcanzaron a su parroquia, Almofrei, en el concello de Cerdedo-Cotobade. "En 2006, que hubo tantos incendios, el fuego paró al llegar aquí, pero el año pasado no, siguió avanzando", recuerda.
Sin embargo, este año asegura que se siente más tranquilo, "porque no queda más que arder".
Recalca que hay algunas especies de árboles autóctonas que hacen de cortafuegos naturales. "Tienen razón cuando dicen que el eucalipto es malo, que deteniendo su avance mejorarían los montes, pero, ¿cómo lo quitas ya?", pregunta. "El problema es que es una especie de rápido crecimiento y la gente enseguida los quiere vender. Donde hay carballos, el fuego actúa muy poco, porque cuando llega hasta ellos se para, pero con el eucalipto no, es una peste. No los quitamos más de aquí", resume.
Para proteger su propiedad en Almofrei, la familia mantiene activo el máximo de tiempo posible un aspersor para que su terreno se encuentre húmedo como medida para frenar el fuego. El año pasado la vegetación de las tierras colindantes les jugó una mala pasada que este verano quieren evitar a toda costa.
