"Los grandes retos que afronta una microempresa, también sus ventajas, son los derivados de su estructura", señala Jaime Corujo, al frente de la asociación de pequeños y medianos empresarios Aempe, "no es lo mismo la estructura incluso de una empresa mediana, y ya no digo grande, que la microempresa, que en todos los aspectos tendrá que asumir una aventura más en solitario".

Una estructura más pequeña y ágil facilita la innovación "pero no es necesariamente una ventaja", añade el consultor, "salvo que se produzca la entre comillas unión y en general las sinergias entre empresas de las que últimamente se está hablando bastante la andadura de una microempresa es bastante solitaria".

El comportamiento empresarial variará en función del sector, pero si analizamos uno clave en Pontevedra, el comercio "vemos que no compra en las mismas condiciones un comercio con 2 trabajadores que una cadena con 100, está claro que tanto en volúmenes como en logística tendrá costes inferiores, los problemas de estructura que afronta son muy diferentes y está claramente en inferioridad de condiciones".

A cambio "sí hay sectores en donde claramente la microempresa puede liderar, sectores muy profesionales donde es más el trabajo profesional que la labor en equipo, y estoy pensando en profesiones y servicios muy específicos que no exijan por ejemplo gran tecnología".