Agentes de la Guardia Civil que estuvieron en contacto con el vecino de Moraña (Pontevedra) David Oubel, tras la muerte de sus dos hijas menores de edad en julio de 2015, han manifestado que horas después, el hombre "hacía hasta bromas" y, al día siguiente, después de que se le negase tabaco en los calabozos de Pontevedra, preguntó "a quién tenía que matar para que le diesen un cigarro".

Así lo han trasladado en la primera sesión del juicio que ha arrancado este martes en la Audiencia Provincial de Pontevedra, en la que Oubel, que ha permanecido cabizbajo durante la vista, ha reconocido el crimen de las pequeñas y ha proclamado su arrepentimiento. Tras él, han comparecido un total de 10 testigos --entre ellos cuatro agentes--, mientras que la defensa ha renunciado a los tres que había propuesto.

El agente de la Guardia Civil que ejerció como secretario de las diligencias iniciales ha indicado que, después de que recibiese el alta hospitalaria --el hombre se autolesionó y fue dado de alta en el hospital unas horas después-- y una vez que se encontraba en los calabozos, el acusado manifestó que "de los calabozos se sale".

A ello, ha añadido que al día siguiente, cuando le leyó sus derechos y le informó de los delitos por los que estaba detenido, "su única preocupación era que le --diesen-- un cigarro". Así, ha mantenido que cuando se le negó el tabaco dijo que "a quién tenía que matar para que le diesen un cigarro".

Hallazgo de los cuerpos

Este martes también han comparecido la prima del acusado y el esposo y el hijo de ésta, que fueron los primeros en llegar al lugar y encontraron los cadáveres de las pequeñas. Los tres han coincido en que, después de que la mujer --que ha pedido declarar sentada por encontrarse mal-- recibiese una carta de Oubel en la que ponía "la primera parte está hecha", se alertaron y salieron hacia la casa del hombre en Moraña.

Una vez en la vivienda, intentaron abrir el portal pero la llave no entraba --el hijo apuntó que la cerradura podía tener pegamento-- y había un coche bloqueando la entrada, por lo que tuvieron que saltar el muro. Además, encontraron el mismo impedimento en la cerradura de la puerta de la vivienda, por lo que el joven tiró la puerta abajo.

Entonces subieron a la planta superior, y hallaron los cuerpos de las niñas en las habitaciones, una máquina radial enchufada en el pasillo y situada junto a la niña mayor, y la puerta del baño cerrada por dentro. Ante todo ello, y dando por muerto al acusado, procedieron a llamar a los servicios de emergencias, que acudieron poco después.

Cuestionados por la actitud del acusado, los familiares comentaron que cuando empezó los trámites de separación de su mujer y madre de las niñas "empezó a estar mal" e iba al psicólogo, pero últimamente solo sufría "altibajos". Además, los dos varones han definido a Oubel como un padre "normal", a lo que la mujer ha añadido que la relación del padre con sus hijas "era maravillosa".

Detención

Los dos agentes del Seprona que fueron los primeros en acudir al lugar después de que tres familiares encontrasen los cuerpos sin vida de las niñas, han explicado que tiraron abajo la puerta del baño para llegar hasta Oubel, que se había encerrado en su interior y estaba sangrando dentro de la bañera.

Los efectivos inicialmente pensaron que había fallecido, pero cuando uno de los agentes le levantó la mano y le gritó para ver si reaccionaba, el hombre le dijo: "No me chilles, que te escucho perfectamente". Tras ello, han apuntado que le dijeron que quedaba detenido, le dieron las primeras curas y le trasladaron a un hospital.

Otros testigos

El que era novio de Oubel en el momento en que ocurrieron de los hechos --actualmente no mantienen ninguna relación-- también ha testificado este martes, cuando ha reconocido que la situación anímica del varón era "peor" tras su divorcio, pero "fue a mejor" desde que empezaron su noviazgo.

Según ha manifestado, él también recibió una carta de despedida del acusado, en la que le daba las gracias por el tiempo que habían estado juntos y le proponía que se quedase con los perros. Además, este martes también ha comparecido la médico que atendió a Oubel después de que se autolesionase, que dijo que estaba "tranquilo" y presentaba consciencia normal.

Finalmente, el dependiente que le vendió al acusado la radial que supuestamente utilizó como arma, ha manifestado que se trataba de una herramienta de construcción para cortar piedra, y que el hombre, que pidió "material de primera calidad", también le compró cinta americana y pastillas para hacer fuego en la chimenea.