Quienes lo conocieron coinciden en que a Sabino Torres la ceremonia le hubiese gustado: en el Café Moderno fue donde Lorca reescribió un soneto para la revista Cristal y allí se dieron cita sus amigos para disfrutar de la música y sin dramas ("no quiero dramas", dejó claro en sus últimos días) celebrar que existió y creó.

La familia fue la invitada de excepción al acto. Carmen y María Torres, hermana e hija respectivamente del homenajeado, acompañadas de los sobrinos Gerardo y Miguel Lorenzo, recibieron el título, la placa y la insignia de Hijo Predilecto en un acto sencillo al que puso música el Dúo Fírveda.

El alcalde y anfitrión, Miguel Fernández Lores, y la diputada en el Congreso Pilar Rojo encabezaron la nutrida representación institucional. A excepción de Marea, que se abstuvo en la votación, en el acto estuvieron representados todos los partidos con grupo municipal en Pontevedra, caso de Ciudadanos, que propuso el nombramiento de Hijo Predilecto, BNG, PP y PSOE, que respaldaron la iniciativa.

Con ellos, amigos como Rafael López Torre, Manolo Yáñez, Rodrigo Cota y Adrián Rodríguez (a los que la familia transmitió el afecto de Sabino Torres), Valentín García Bóveda, Javier Valle-Inclán Alsina o José Fernando Filgueira, que se sumaron a este día de recuerdo a "un hombre bueno" con una visión libre de prejuicios, un ciudadano culto e ilustrado, como recordó el concejal Luis Bará, encargado de dar la bienvenida.

En nombre de la familia, Gerardo Lorenzo expresó que "nos gustaría compartir este nombramiento con las personas que formaron parte de Gráficas Torres y pasaron por la casa de los abuelos, como Cuña Novás o Manuel María". Recordó a la recientemente fallecida Carme Chacón, que fue "una de las últimas en formar parte de la tertulia de Sabino" y en general a los jóvenes que hoy escriben en los periódicos porque "se sentía especialmente reconfortado con este nuevo periodismo".

Evocó su infancia en la casa familiar y como la vida de todos ellos "no se entiende sin Sabino, nos marcó" con su personalidad "apasionada, creativa, llena de fuerza". Especialmente, insistió en la capacidad del homenajeado para hacer soñar: "Nunca dejes de soñar me decía, porque no se qué hubiera sido de mí sin la imaginación".

Entre los aspectos más repetidos, su amor por Pontevedra. "Le encantaba esta ciudad peatonal", recordó su sobrino, mientras que el alcalde incidió en que los que lo conocieron "sabemos que una de las pasiones más grandes que alimentó en vida fue precisamente su ciudad, en la que gozaba y gustaba de volver" y con la que tuvo una intensa y duradera relación, "seguro que compleja y cambiante, de ida y vuelta, pero siempre apasionada, leal, auténtica, verdadera".

Sus trabajos en el periodismo, la literatura, la edición, desde Gráficas Torres a Finisterre y Ciudad, la colección Benito Soto, la editorial Hipocampo Amigo o la recientísima OLGA, cuyo número 2 está dedicado íntegramente a Sabino Torres. Son solo algunos de los empeños del homenajeado que se recordaron en la ceremonia. Con todo, el encuentro sirvió para poner de manifiesto que el legado del hijo predilecto de Pontevedra es fruto de la suma de sus dimensiones, la creativa, la intelectual y la humana, a la que se refirieron especialmente ayer.

Fue amable, abierto, jovial, inteligente y con sentido del humor, con gusto por la conversación y el cultivo de la amistad. Fue, "un hombre elegante", coincidieron Luis Bará, Gerardo Lorenzo y también lo califica así el presidente de la Real Academia Galega, Víctor Freixanes, y llegó al final, explicó su sobrino "con la elegancia con la que vivió toda su vida".