Hay destinos que cuentan con turistas fieles desde hace décadas. Sanxenxo es uno de ellos. Sus veranos han dado lugar a muchas historias, alguna de amor incluida.

El ourensano Gonzalo Courel y la leonesa Mayka Lobato se conocieron en la villa. Iban cada uno con sus familias siendo niños y saltó la chispa. Su noviazgo comenzó el 30 de julio de 1965. Después de casarse han continuado eligiendo este destino para pasar sus vacaciones, también en familia.

En febrero de 1986 adquirieron un ático a pie de playa en Silgar, el que usan ahora año tras año para descansar. Con ellos siguen pasando sus vacaciones sus hijos, que ahora tienen 46 y 41 años, y sus dos nietos, de 11 y 17.

"El clima es la principal razón de que hayamos repetido. Pero, además, ahora a este lugar le tenemos mucho cariño. Al final es casi toda una vida viniendo y terminas por conocer a mucha gente", reconocen sobre el lugar en el que encontraron el amor y donde ya han hecho grandes amistades.

Sus días en Sanxenxo durante el verano no difieren mucho. Por las mañanas pasean por la playa y a mediodía comen en casa. Por lo general, a la noche van de tapeo.

Desde los años 80

Desde finales de la década de los 80 veranean en Sanxenxo los Escudero-Blanco, una familia de Ponferrada, en Castilla y León.

"Al principio alquilábamos algún piso para venir todos", explica el padre. La familia se compone de cuatro miembros contando a sus dos hijos.

Fue tanta su pasión por este destino turístico que terminaron comprando una propiedad para poder pasar sus días de descanso en su propia casa. "Ahora ya venimos durante todo el año cuando podemos. De hecho, ahora nos marcharemos a Ponferrada y en unos 15 días volveremos", aseguran.

Aunque es habitual verlos en la playa de Silgar, especialmente en temporada baja, como ahora, también frecuentan otros arenales, como A Lanzada o Agra.

El clima y las amistades que han hecho son los principales motivos que les han empujado a repetir año tras año.

"Lo hemos pasado muy bien siempre aquí. Al principio veníamos por nosotros, pero después los niños hicieron sus propias amistades", cuenta una familia fiel a la villa turística por excelencia de las Rías Baixas.