El remolcador Ibaizabal Cuatro se ha llevado del Puerto de Marín al Cornide de Saavedra, el que en su día fuera buque insignia del Instituto Español de Oceanografía (IEO), que ha sido subastado para su "jubilación" de la mar.

La nave recibió una despedida oficial el año pasado. Después, se ha pasado varios meses amarrado en el muelle de reparaciones del Puerto de Marín, solo para ponerlo a punto para su última travesía.

Marín fue su último refugio porque es precisamente su astillero, Nodosa, el encargado del mantenimiento de los buques oceanográficos españoles.

Tras la jubilación del Cornide de Saavedra, el Instituto posee ahora una flota de cinco buques oceanográficos (además de otras embarcaciones menores) de entre 14 y 65 metros de eslora. Son el Ramón Margalef, Francisco de P. Navarro, J.M. Navaz, Lura, y Ángeles Alvariño.

Todos ellos están dotados de los más modernos sistemas electrónicos de navegación y situación, así como de los medios necesarios para recoger muestras, tanto de agua como de sedimentos, de determinación de variables físicas y químicas del agua de mar, así como para los estudios de flora y fauna marina.

La actividad de estos buques, como los del resto del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, está coordinada en el marco de la Comisión de Coordinación y Seguimiento de la Actividad de los Buques Oceanográficos, cuya Secretaría recae en el IEO desde la creación en 2003 de esta comisión interministerial.

Antes de entregar el Cornide de Saavedra a su nuevo propietario, el IEO organizó un acto de homenaje que se celebró también en el Puerto de Marín, por ser el astillero Nodosa el encargado de su última "revisión". En aquella ceremonia, el coordinador de la Flota del IEO, José Ignacio Díaz; la directora del Centro Oceanográfico de Vigo del IEO, Victoria Besada; el investigador Javier Pereiro; uno de los capitanes del buque, Ernesto Fernández; y el director del IEO, Eduardo Balguerías, destacaron la importancia que el Cornide de Saavedra tuvo para la investigación y la formación de científicos marinos en las últimas décadas.

El Cornide de Saavedra fue en su momento el buque de mayores dimensiones y mejor equipado del país, con una gran capacidad multidisciplinar que, además, hasta su último año de actividad ha sido también una plataforma de formación, en la que han participado prácticamente toda la comunidad oceanográfica nacional. Este buque, fue considerado además como Infraestructura Científica y Técnica Singular (ICTS) desde 1995 y ha desarrollado en promedio más de 200 días al año de campaña sin contar tránsitos.

En septiembre de 2013 dejó de prestar actividad de forma continuada en campañas oceanográficas, que han sido trasladadas poco a poco a otros buques. En septiembre de 2014 desarrolló su última actividad, que tuvo como objetivo la intercalibración con otros buques en el contexto del programa "Demersales".

Ahora parte hacia una jubilación que el IEO afirma desconocer.