Los más pequeños de la casa fueron ayer los grandes protagonistas de la mañana en la Illa do Covo. "Ha influido muchísimo el incremento de las actividades infantiles", reconoce la organización, que no quiere hablar de récord "porque realmente no podemos contabilizarlo, pero realmente hay muchísimos asistentes".

A partir de mediodía las grandes protagonistas fueron las familias, que tuvieron oportunidad de que los niños y adolescentes (se celebraron actividades para menores entre los 5 y los 18 años) participasen en talleres de ilustración, teatro, fotografía y en general en distintos espectáculos concebidos para reforzar el carácter familiar del festival.

"Nuncha ha habido tantos niños, influye muchísimo en la afluencia", reconoce la organización a propósito de un encuentro recientemente galardonado con el premio Martin Códax y que de nuevo ha incidido en su carácter familiar.

Ni el intensísimo calor desanimó a miles de aficionados a la música a pasarse por la Illa do Covo y disfrutar de la música, el almuerzo al aire libre y las distintas actividades lúdicas, de modo que no pocos de los asistentes acudieron a la playa fluvial para disfrutar de un chapuzón con el que aliviar las altas temperaturas.

Pasadas las seis de la tarde fue el turno de los grupos de amigos, que tomaron el relevo de las familias. A lo largo de la jornada pudieron disfrutar de la música de Malandrómeda, Los Deltonos, Lucy and the rats, Pájaro, The soul jacket, Diola, Los vinagres, Monrovia, Dois, Bala, Los bengala, Los tiki phantoms, Glitter & litter y Os amigos dos músicos.

Un año más, en el festival no faltó la vertiente solidaria y en esta ocasión el objetivo era recaudar 6.000 litros de leche para entregar a las familias sin recursos.

"El balance no puede ser más positivo", reconoce Marcos Rivas, responsable de la organización, que solo observa una pega en la edición 2017: "Un poco de brisa no vendría mal". Aunque eso no está en sus manos.