Una pena de 35 años de cárcel. Esta es la condena que aceptó ayer en la Audiencia Provincial de Pontevedra Henry Carmona M., un ciudadano colombiano vecino de Vigo de 59 años de edad quien ayer fue juzgado por retener y maniatar en la vivienda familiar de la ciudad olívica a su exmujer y a su hija, de las que tenía una orden de alejamiento, además de agredirlas sexualmente. Además, también sometió a maltrato a su exesposa y la amenazó con hacer volar el piso haciendo estallar una bombona de butano.

Henry Carmona reconoció los hechos tras llegar a un acuerdo con la Fiscalía que permitió rebajar la petición de condena inicial de 50 años de prisión. No obstante, Carmona solo confesó totalmente los hechos después de romper el acuerdo que la defensa había alcanzado inicialmente con la Fiscalía y después de haber negado parcialmente los hechos al inicio del juicio, en su primera declaración ante las magistradas de la Sección Cuarta de la Audiencia.

En este primer interrogatorio, Carmona se exculpó reconociendo que aquel 19 de enero de 2015 entró en el domicilio de su mujer e hija en Vigo al que acudió acompañado de dos hombres que, según él mismo dijo, iban armados. El objetivo de la visita, alegaba, era recuperar cierta cantidad de dinero de un finiquito laboral que le había quedado en el piso antes de que se dictase la orden de alejamiento. No obstante, negó inicialmente que s hubiera golpeado, amenazado, agredido sexualmente a su exmujer y a su hija así como que hubiera amenazado con volar el piso haciendo estallar una bombona de butano a la que cortó la goma.

Fue necesaria la declaración de su exmujer, que ratificó los hechos, para que el acusado cambiase de opinión y reconociese finalmente que la acusación que realizaba el fiscal era cierta. Después, aceptó esta condena de 35 años de cárcel por dos delitos de detención ilegal, otros dos de agresión sexual y uno más de maltrato.

El testimonio de la mujer, que declaró por videoconferencia, se produjo entre lloros al tener que relatar de nuevo el calvario que vivió aquella jornada en la que además sabía que su marido tenía a su hija atada en otra habitación de la vivienda. "Llevo desde entonces intentando olvidar todo esto, fueron los tres años más duros de vida", aseguró al fiscal cuando este le pidió que rememorase lo sucedido aquel día. "Para mí esto ha sido terrible", relató al tribunal, mientras explicaba que su marido y dos desconocidos la esperaban en el interior de su casa aquella jornada. De repente, la abordaron amenazándola con cuchillos y la maniataron antes de depositarla encima de su cama. En otra habitación, también maniatada, estaba su hija menor de edad.

Esta mujer afirmó que estando allí en aquella habitación su marido la "pinchó" con un cuchillo y la agredió "llenándome la cara de moratones". "Me hizo mucho daño", dijo, "me quisieron asfixiar tapándome la boca y la nariz". Añadió que luego la obligó a mantener relaciones sexuales sin su consentimiento: "Yo no deseaba mantener esas relaciones", dijo, "eran sentimientos encontrados porque yo a este hombre le amé con todas mis fuerzas". Añadió que en aquellos momentos obedecía a todo lo que le decía dado que "tenía miedo". "Nos podía haber asesinado a las dos", afirmó, "no creía que esta persona pudiera odiarnos de esta manera para hacernos tanto daño a las dos".

Volar el piso por los aires

Ratificó que, en un momento dado, el acusado cogió una bombona y cortó la goma, la colocó al lado de su mujer y se puso a jugar con su mechero diciendo que "podía hacer estallar la casa con todos dentro". Luego asegura que ambas lograron tranquilizarlo y que su hija aprovechó un despiste para avisar por Instagram a un conocido de tal forma que este dio la voz de alarma a la Policía Nacional cuyos agentes se personaron de inmediato en el inmueble y lo detuvieron.

De las agresiones sexuales que también sufrió su hija esa jornada a manos de su padre, la madre dice que no fue consciente de lo sucedido, explicó, hasta que escuchó como la menor relataba lo ocurrido a la forense. "Eso fue muy fuerte para mí", explicó.

Tras escuchar esta declaración, el acusado sí reconoció los hechos y asumió la pena de 35 años que planteó el fiscal. Achacó lo sucedido "a una consecuencia de haberme quedado sin trabajo". "Me arrepiento mucho, no sé que pasó", añadió en su turno de última palabra.

La Sección Cuarta de la Audiencia dictará ahora sentencia en los mismos términos que asumió el acusado.