El declive de la zona monumental en general y, en especial, de las calles César Boente y Sierra, se debe a una importante bajada de actividad en la Plaza de Abastos.
"El problema más grave es que en época de crisis el pescado salvaje, o fresco, dejó de venderse. La gente comenzó a arreglarse con pescado congelado. En este sentido, el low cost, está funcionando en los supermercados igual que lo ha hecho en los viajes y otros sectores", asegura Miguel Lago.
De hecho, muchos de los comerciantes reconocen que un impulso en el Mercado acabaría de ayudar a la recuperación económica de esta zona.
El proyecto de la rehabilitación de la primera planta de la Plaza de Abastos es la gran apuesta por parte del Concello de Pontevedra, que ve en ella una forma de dinamizar las calles cercanas. "Si estamos poniendo en valor el Mercado y está siendo visitado por gente que no conocía esa zona, creemos que podemos contribuir a su empuje", considera la concelleira de Promoción Económica, Anabel Gulías.
En este sentido, destaca otras decisiones relacionadas con este área como el traslado del mercadillo de antigüedades a la calle Sierra, así como el mercado ecológico organizado por la asociación Catro Ponlas. "Hay que buscar cosas para que la gente baje a esa zona", resume.
