A la poiense Ángeles Rubio, de 53 años, le diagnosticaron cáncer de mama en la primera revisión de la campaña de detección precoz de la Xunta de Galicia. Con la enfermedad perdió el pecho afectado.

-¿Cuándo se enteró de que tenía cáncer de mama?

-En la primera revisión de mama pautada por la Xunta, cuando tenía 50 años.

-¿Había antecedentes en su familia?

-Me habían quitado un fibroadenoma en ese pecho, que no era maligno pero sí grande, por lo que me hacían controles. Hacía dos años y medio que me habían hecho la última mamografía.

-¿Cuál fue su primera reacción?

-Le dije a la doctora que hiciesen todo lo que tenían que hacer. Me surgieron mil preguntas. Lo primero que hice fue ir a la Asociación Española Contra el Cáncer en Pontevedra. Allí me sentí acogida y aprendí mucho.

-¿Le tuvieron que extirpar el pecho?

-Sí, porque el tumor estaba ya en fase 3, era agresivo. Si no hubiera ido a hacer esa mamografía, creo que no estaría aquí contándolo. Como no duele... no me noté nada. ¡Ahora sí; ahora vaya si me exploro!

-¿Qué fue lo más duro?

-Te va a parecer una tontería, pero lo que me causó muchísima impresión fue perder el pelo. Te lo advierten, pero... Todavía lo recuerdo. Era el día de Navidad. Estaba preparando la comida, me toqué la cabeza y me quedó todo un manojo de pelos en la mano. Me entró una llorera... Es la prueba evidente, visual, de que estás enferma.

-¿Fue dura la quimioterapia?

-No. No tuve problemas. Por ejemplo, decidir si me hacían la mastectomía o no fue fácil, porque yo tenía claro que no quería estar toda mi vida pensando si me va a volver a salir o no. Tuve miedo, mucho miedo. Ahora miro atrás y me pregunto cómo pude seguir con mi vida, dentro de lo que cabe, con normalidad.

-¿Tiene hijos? ¿Cómo se lo tomaron?

-Mi hijo, algo mayor, no decía nada... Mi hija, al trabajar en el ramo sanitario, lo veía de otra manera. Mi madre me insistía en que dejase de fumar. Tanto lo hizo que lo conseguí. Eso sí es algo que a día de hoy no me puedo creer. ¡Llevaba fumando desde los 14 años!

-¿Le reconstruyeron la mama?

-El año pasado, a mediados, hicieron un intento, pero una infección hizo que me tuvieran que quitar el implante. En enero de este año me volvieron a llamar y dije que no. Fueron 21 pinchazos en nueve días con antibiótico en vena. He pasado seis veces por quirófano, ahora mismo no me apetece volver.

-¿Qué sacó de toda esta experiencia?

-¿Qué saqué? Que las cosas hay que tomarlas con calma, que hay que disfrutar más de la vida, pero es difícil, porque acabas siempre por volver a la vorágine. Ahora, lo que pienso es que siempre hay gente peor que yo.