Tras varios meses de anuncios y aplazamientos, el gobierno local ya tiene en marcha el proceso técnico y administrativo para adquirir sus primeros 300 composteros comunitarios propios (hasta ahora son de la Diputación) y habilitar las instalaciones para crear 32 "islas de compostaje" en los barrios de Monte Porreiro y Campolongo. Ayer se aprobó un proyecto de 241.517 euros para ejecutar las bases donde se asentarán esos centros de tratamiento de la basura orgánica, si bien aún se desconoce la ubicación concreta de cada uno de ellos.

Sí se garantiza que tras del verano estarán en marcha esos 32 puntos para que los ciudadanos depositen los restos de comida, al tiempo que se anuncia la contratación de cuatro personas para su atención permanente. El objetivo es tratar en esos composteros comunitarios unas 1.300 toneladas de biorresiduos procedentes de unos 8.000 vecinos. El concejal portavoz, Raimundo González Carballo, apuntó que la ejecución de estas obras -habilitar unas bases de hormigón para asentar los composteros y otros servicios complementarios- se tramita por la vía de máxima urgencia, por lo que en menos de un mes podrían estar en ejecución. Paralelamente, solo queda adjudicar el suministro de los 300 primeros recipientes, en trámites desde hace unos meses.

Reducción

El número de centros de compostaje se ha reducido sensiblemente a la vista de la "rapidez" con la que se elabora el compost, apenas tres meses frente a los siete previstos inicialmente. En principio, solo en Monte Porreiro y Campolongo estaba programado colocar unas ochenta de estas estaciones (37 en el primer barrio y 42 en el segundo) pero ahora solo se contratan 32.

En Monte Porreiro, los nuevos composteros se unirían a los ya instalados de la mano de la Diputación y atenderían a toda la urbanización. Están censadas 2.160 viviendas en las que residen unas 4.600 personas. El total de residuos por tonelada que produce el barrio es de 1.760 toneladas al año, repartidas de la siguiente manera: materia orgánica, unas 750 toneladas; papel, algo más de 300; envases, sobre 270 toneladas; vidrio, más de cien; y 340 de otras materias.

En Campolongo, el ámbito está delimitado por la avenida de Vigo, Fernández Ladreda, Alfonso X El Sabio, Travesía de Luis Braille, Eduardo Blanco Amor, General Rubín y Augusto González Besada, plaza de Galicia y Andrés Mellado. En este barrio estarían contabilizadas 1.694 viviendas con unos 3.500 vecinos. Según los estudios municipales, los residuos que genera este lugar son 1.340 toneladas al año: materia orgánica, 570; papel, 240; envases, doscientas; vidrio: ochenta; y otros, 250 toneladas aproximadamente.

Por el momento apenas se lograrán reciclar unas 1.300 toneladas, en el mejor de los casos, entre ambos barrios, pero el objetivo para todo el municipio, a medida que se extienda un plan que circula con notable retraso, es llegar a un abanico entre 10.000 y 13.500 toneladas de materia orgánica cada año, es decir, más de 800.000 kilogramos al mes.

De alcanzarse esa meta se llegaría a un tratamiento "in situ" de más del 30% de toda la basura que se genera en el casco urbano, y supondría, de paso, un ahorro de un millón de euros en la factura que se paga cada año a Sogama, que cobra unos 80 euros por tonelada de basura recibida, es decir, unos 800.000 euros al mes.

De este modo, se estima que cada pontevedrés genera unos 162 kilos al año de materia orgánica, sobre un total de 385 kilos anuales de basura de todo tipo. Curiosamente, esos 162 kilos son lo que hacen falta para producir 10 kilogramos de compost, una producción que se considera "asumible" para encontrarle destino.

En el centro urbano más consolidado no habrá "islas" de compostaje pero sí recogida selectiva. La modalidad comunitaria se reserva para los barrios y determinadas parroquias, mientras que se apuesta por el compostero individual (está previsto adquirir 8.000) para las viviendas que puedan acogerlo.